Alentada por sus estrechos vínculos con Barcelona y Adrià, Collins se embarcó en un viaje a la búsqueda de los orígenes, de aquello oculto y esencial de determinados productos a través de Europa, América Latina y Japón, recorrido en el que tomó fotografías e indagó en la memoria identificativa de elementos culinarios muy singulares de la cocina de El Bulli.

Viaje culinario

Memoria y entorno son las claves para apreciar las creaciones de Adrià, tal y como se aprecia en las imágenes resultantes del viaje culinario de Collins. Las fotografías revelan el lugar de origen, el proceso de transformación y la preparación en cocina de cada uno de los ingredientes, la mayor parte de ellos producidos en el seno de pequeñas empresas familiares alrededor del mundo.

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El libro, por su parte, aporta un texto para cada ingrediente, que describe el trabajo de pescadores, cazadores, ganaderos, agricultores y recolectores y muestra los mapas de localización de cada producto.

Lenguaje culinario

Para la exposición El festín frágil, la fotógrafa ha retratado las anémonas gaditanas, el kuzu japonés, la miel de abejas nómadas cultivada en Italia o los pinos pirenaicos, entre otras materias primas, para reflejar el proceso de producción de 35 platos.

«Siempre que se analiza un plato, un estilo, nos fijamos en la composición, en las técnicas, incluso en el acierto en la combinación de productos, pero pocas veces se piensa en que cada producto que uno está comiendo posee una historia detrás”, explica Adrià al describir la labor fotográfica de Collins. «Y esto es lo que ha hecho Hannah, retratar la trastienda de cada uno de estos ingredientes, tirar del hilo hasta el origen de una serie de productos, cada uno de los cuales implica un territorio, unas personas que lo trabajan desde hace tiempo, a menudo siguiendo unas técnicas y unos procedimientos ancestrales».

Barcelona. El festín frágil. Hannah Collins. Fundació Suñol. 

Del 6 de julio al 1 de septiembre de 2012.