Es la primera vez que un conjunto de obras tan importantes del ingeniero se expone en España y una de las muestras más ambiciosas fuera de Estados Unidos.

Aplicación científica de la fotografía

Harold Edgerton (1903-1990) fue profesor de ingeniería electrónica e investigador del Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT). En los años 30 comenzó a interesarse por las aplicaciones científicas de la fotografía como parte de sus experimentos. Para ello, inventó el flash estroboscópico, un aparato que permitía hacer fotografías en fracciones de segundo de objetos en movimiento.

Gracias a este dispositivo, logró desvelar unos sucesos y mecanismos que habían permanecido escondidos al ojo del hombre. Según José Gómez Isla, “su particular modus operandi le permitió registrar acontecimientos cotidianos mediante un sistema de flash electrónico ultrarrápido que él mismo llegaría a patentar y perfeccionar, lo que supuso el descubrimiento de un universo sorprendente en el que esos mismos acontecimientos serían ahora nuevamente redescubiertos como fenómenos inéditos gracias a su revolucionario método de captura”.

Arte, ciencia y tecnología

La obra de Edgerton pone de manifiesto cómo la ciencia, la tecnología y el arte forman un espacio continuo que converge en el modelado de las percepciones sociales y los valores, las perspectivas y la sensibilidad de nuestro tiempo. La confluencia de estos ámbitos del conocimiento constituye precisamente el hilo conductor de las actividades de la Fundación BBVA.

La exposición Anatomía del movimiento. Fotografías de Harold Edgerton recoge fotografías míticas como Salpicadura de una gota de leche (1957), que abrió el camino para revelar el carácter científico que la fotografía puede aportar. Gómez Isla explica que Edgerton fotografió casi hasta la obsesión las extrañas formas que adquieren los elementos líquidos al caer por efecto de la fuerza de la gravedad y/o al chocar contra una superficie rígida. En su búsqueda por detener el tiempo sobre una imagen fotográfica y poder observar lo que el ojo no es capaz de grabar en nuestro cerebro, nos hizo descubrir la espléndida belleza que se desprende de la dinámica producida por diferentes masas de materia, al chocar entre ellas o ser atravesadas por otra de mayor consistencia.

Momentos desconocidos

Desde una perspectiva científica, Edgerton fue capaz de plasmar en imágenes momentos que hasta entonces no habían sido captados por nadie. Disparando a una manzana (1964) es un ejemplo de ello. Tal y como afirma Gómez Isla, "el autor, más que un mero fotógrafo con inquietudes creativas desde el punto de vista estético, fue ante todo un investigador nato en busca de nuevas formas de ver y percibir el mundo".

Por esa misma razón, hay que entender sus imágenes como verdaderos experimentos y hallazgos científicos donde no había una premeditación controlada de los resultados visuales, sino que, por el contrario, buena parte de las imágenes resultantes suponían verdaderas sorpresas ópticas incluso para el propio Edgerton. La técnica de este fotógrafo ha sido aplicada en campos muy diversos: en el mundo del deporte ha servido para el estudio del movimiento de los atletas y el comportamiento de los materiales empleados en, por ejemplo, la equitación.

Fotografías ultrarrápidas

El afán infatigable de Edgerton por enfrentarse a nuevos retos quedó plasmado en las fotografías ultrarrápidas que tomó de los ensayos de explosiones producidas con bombas atómicas o el revolucionario sistema que desarrolló para capturar imágenes de los oscuros fondos marinos a bordo del Calypsso, el barco del oceanógrafo Jacques Cousteau.

José Gómez Isla subraya que gracias al particular modo de crear y experimentar del artista nos han sido reveladas algunas de las más bellas imágenes que se han producido durante el siglo XX, donde se manifiestan las arquitecturas invisibles del movimiento que ahora se materializan gracias a la magia de los dispositivos de iluminación y captura que este fotógrafo ideó.

Por primera vez en España

La obra de Harold Edgerton ha sido publicada en revistas científicas especializadas y, posteriormente, ha formado parte de exposiciones en el Centro Georges Pompidou de París en 1977 y en el Internacional Centre of Photography de Nueva York en 1987, entre otros.

Además de las 95 instantáneas que recoge la muestra, se pueden observar las técnicas que Edgerton utilizaba para la toma de imágenes. En la sala de exposición se proyecta el documental “””Quiker´n a Wink, galardonado con un premio Oscar en 1940, donde se ve al fotógrafo trabajando en su estudio. También se exponen cuadernos en los que se aprecian anotaciones sobre la velocidad de disparo y diferentes tipos de cámaras y flashes.

Madrid. Anatomía del movimiento. Fotografías de Harold Edgerton. Fundación BBVA (Paseo de la Castellana, 81).

Del 8 de junio al 25 de julio de 2010.