Desde Ayacata recoge 71 obras realizadas entre 1997 y 2011: acciones fotográficas, objetos y ambientes en los que están presentes la ironía, el humor, el sexo y el riesgo, los rasgos que han presidido toda su trayectoria. La exposición, comisariada por Carlos Astiárraga, es una producción conjunta del ARTIUM (Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo, Vitoria), el TEA (Tenerife Espacio de las Artes, Santa Cruz de Tenerife) y el CAAM (Las Palmas de Gran Canaria), habiendo ya visitado las dos primeras ciudades.

Juan Hidalgo (Las Palmas de Gran Canaria, 1927) fue durante más de 30 años, y junto a Walter Marchetti y Esther Ferrer, “miembro cardinal” de ZAJ, posiblemente el movimiento de vanguardia más controvertido y perturbador de la segunda mitad del siglo XX en España. Con ZAJ, por vez primera en una época de oscurantismo cultural y político, la poesía, la música, el teatro y el arte plástico difuminaban sus límites y se fundían en un entramado de acciones. Hidalgo, de formación musical, fue también el primer compositor español de una obra electroacústica, y el primero en estrenar una obra en el mítico Festival de Darmstadt (Alemania), uno de los más influyentes dentro de la música de vanguardia. Es imposible olvidar, por otro lado, uno de sus hallazgos conceptuales más importantes, los etcéteras, que él mismo definió como “documento público, como dirían los chinos (gong an) o los japoneses (koo an)” y que vertebran gran parte de su obra.

Sencillez expresiva

Sin embargo, Juan Hidalgo ha resultado ser un creador incómodo para el sistema del arte: nunca le ha interesado el reconocimiento de los museos, instituciones que, en general, como se indica en la introducción del catálogo de la exposición, «valoran en mucho el objeto singular y la personalidad singularizante de su autor». Pero, además, como se dice más adelante, «durante mucho tiempo la obra de Juan Hidalgo, en coherencia consigo misma y con su autor, no coincidía con lo que el museo buscaba, ni como forma ni como tema. Tampoco con lo que buscaba el galerismo comercial». Una obra de una extraordinaria sencillez expresiva, más una propuesta dirigida a la mente y los sentidos que a materializarse en un objeto o en una acción fotográfica.

Su reconocimiento artístico llegó en 1996, cuando el Museo Reina Sofía dedicó una retrospectiva a ZAJ. Un año después, Juan Hidalgo, que sumaba 70 años en ese momento, decidió trasladarse a vivir a la pequeña y hermosa aldea de Ayacata en su isla natal de Gran Canaria. Lo que pudo interpretarse como el merecido retiro del artista supuso, muy al contrario, el inicio de una nueva y fértil etapa creativa, más objetual y fotográfica, que aún perdura.  Desde unas alturas situadas alrededor de los 1.300 metros sobre el nivel del mar, donde el aire es puro, el cielo despejado, el frío o el calor intensos, y las fragancias de los arbustos y las flores de las laderas montañosas más penetrantes, “desde Ayacata”, nos llega la última obra de Juan Hidalgo. La última… por el momento. 

Músico, poeta, artista…

Juan Hidalgo es un ser difícil de encasillar: él mismo suele contar que los músicos españoles le consideran un artista plástico, que los artistas españoles hablan de él como músico y que sólo los poetas le consideran un poeta. Multidisciplinar en todo caso, en su discurso artístico está presente lo plástico, lo poético, lo sonoro y ante todo lo conceptual. En sus obras se hace presente lo cotidiano, lo aparentemente superficial, la ironía y, muy expresamente, la sexualidad, además de la herencia de Marcel Duchamp –a quien se refiere como su abuelo– y de la filosofía oriental.

Paralelamente, de la misma forma que los noventa supusieron el reconocimiento del trabajo artístico de ZAJ, la primera década del siglo XXI ha traído consigo importantes acontecimientos en su vida y obra: ha protagonizado numerosas exposiciones individuales (entre ellas En medio del volcán, del SEACEX, y Biografías y corbatas, en Galería Trayecto de Vitoria) y colectivas (Eye on Europe, en el MoMA de Nueva York y Arte de acción en el MACBA de Barcelona, entre otras), su trabajo ha sido profusa y profundamente investigado, ha ofrecido más de veinte conciertos en diferentes países y ha estrenado la composición sinfónica Perhaps, a cargo de la Orquesta Yomiuri de Japón.

Juan Hidalgo o el espíritu de las vanguardias

Encarna el espíritu de las vanguardias, con su afán por borrar los límites y ampliar los márgenes de la creación.

Su primera formación fue musical, pero su interpretación abierta del hecho creativo le convierte en un artista multimedia que se mueve libremente por el mundo de la música, la poesía y la plástica, a través de sus libros, escritos, composiciones musicales, arte postal, acciones y performances, arte objetual, acciones fotográficas, etc. La versatilidad de los soportes atestigua la primacía de lo conceptual en una poética que se despliega con humor, sexo, ironía y desmitificación. Para Juan Hidalgo los géneros artísticos son permeables, la actitud ante el hecho creativo es lo que define. Al primar lo conceptual cualquier soporte es válido. Es un creador manierista.

La biografía de Juan Hidalgo está llena de primicias. Es el primer compositor español invitado a los míticos festivales de Darmstadt, el primero en hacer una composición electroacústica, el fundador de ZAJ y el creador de los etcéteras. Su itinerario es singular, todo lo inaugura.

Su obra nunca ha tenido una aceptación clamorosa. Sólo en los últimos años empieza a ser entendida y valorada, hasta entonces permanecía al margen de los circuitos artísticos. Al parecer ese es el destino de los pioneros, dejar trabajar al tiempo. Y, mientras discurre, seguir adelante, hacer cosas y reflexionar…

Las Palmas de Gran Canaria. Juan Hidalgo. Desde Ayacata.1997-2009. Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM).

Hasta el 9 de octubre de 2011. 

Comisario: Carlos Astiárraga.