Los trabajos de Suárez, Premio de Dibujo de la Bienal de Nuremberg en 1979, presentan, en un mismo plano, texturas diferentes, aplicando la pintura de modo uniforme. En algunos casos, hace patente el gesto; en otros, emula breves paisajes que invitan a un recorrido incesante y a lecturas reiteradas sin que prometan unidad final.

Quebranto voluntario

En sus trabajos de Suárez hay una inspiración geométrica, pero este orden proyectado se quebranta voluntariamente: los ritmos cambiantes, la repentina vibración de un plano o su interrupción, la aparición episódica de la pintura, son rasgos que quebrantan una construcción ordenada y hacen presente lo orgánico, el color o el ritmo.

Suárez cuenta con obras en, entre otras instituciones, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Museo de Bellas Artes de Bilbao, Museo Español de Arte Contemporáneo de Madrid, Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, Fundación Juan March o Museo de Arte Contemporáneo de México D.F.