Nombres como Walker Evans, Dorothea Lange, Harry Callahan, Brassaï, Henri Cartier-Bresson, Robert Mapplethorpe, Thomas Ruff o Nan Goldin, entre muchos otros, componen la exposición Observados. Voyeurismo y vigilancia a través de la cámara desde 1870, que reúne desde hoy en la Fundación Canal de Madrid 170 fotografías y dos piezas audiovisuales que examinan la historia de la «mirada indiscreta» a través de temas tan diversos como la violencia, el voyeurismo, la incursión de la intimidad de los famosos o la vigilancia latente.  

Observados muestra cómo el concepto de intimidad varía con el tiempo y cómo la vigilancia, en cualquiera de sus vertientes, está cada vez más presente, y de forma más natural, en nuestras vidas. La muestra examina los aspectos más desgarradores y perturbadores de la fotografía, las posibilidades del uso o mal uso de la cámara oculta y algún desconocido perfil del erotismo y de la pornografía, sin dejar de lado la vida callejera.

Cinco claves, cinco secciones

Las cinco secciones de la exposición tienen en común que incorporan temas considerados «prohibidos» o «tabú». Estas fotografías representan en general una transgresión de las normas aceptadas sobre la privacidad. Observados también se ocupa de lo que este tipo de fotografías significan culturalmente por su amplio alcance.

El fotógrafo inadvertido. Desde la aparición de las cámaras de 35 mm, la fotografía toma otra dimensión. La inmediatez, el gesto y, sobre todo, el tamaño de las cámaras abre una nueva forma de «hacer», como el disparo instantáneo y el poder pasar desapercibido, algo impensable hasta 1913, fecha de creación de los primeros prototipos de Leica.

Cuando un fotógrafo quiere pasar inadvertido no busca imágenes perfectas. La capacidad de anticiparse al suceso y la habilidad para tomar la fotografía con rapidez son dos de las características más destacadas que encontramos en los practicantes de la «street photography». Cartier-Bresson está considerado en este sentido no solo uno de los pioneros sino también el mejor en ambos aspectos. 
Las imágenes de Harry Callahan, Henri Cartier-Bresson, Walker Evans, Robert Frank, Dorothea Lange, Helen Levitt y Garry Winogrand son ejemplos magistrales de este género.

Vigilancia. 

Hace tan solo 20 años era inimaginable pensar que todo ser viviente llevaría una cámara en su bolsillo de la misma forma que lleva unas llaves o unas monedas. En esa época, fotografiar era un acto especial y realizado, en la mayoría de las ocasiones, por expertos profesionales. Hoy en día, esta tarea está al alcance de cualquiera y ahora nos vigilamos continuamente unos a otros.

La realidad nos dice que no es un género fotográfico propiamente dicho pero los resultados de la masiva utilización de la imagen fotográfica han convertido a la «vigilancia» en algo primordial y necesario en nuestros días, donde la instantánea es la prueba de la verdad. Las viviendas, los coches, las carreteras, los trenes, las plazas de las grandes ciudades se han convertido en trípodes estáticos de control insistente, donde el resultado no es estético o de correcta composición pero cumple su objetivo: la obsesión de nuestros días por la seguridad, el control y la observación pasiva. Los artistas presentes en esta categoría han sido seleccionados por dos razones fundamentales: por un lado, por su vigencia –se trata de proyectos artísticos realizados desde el último tercio del siglo XX hasta hoy, momento en el que el arte se plantea su función social, su liberación del objeto y su estrecha relación con el documento y el archivo– y, por otro lado, por su pluralidad.

Voyeurismo y deseo. La mirada indiscreta acompaña al hombre desde la prehistoria. La aparición de la cámara permite «ver sin ser visto» y experimentar la divergencia entre ver y mirar. Esta exposición puede considerarse como la historia, de más de un siglo, de la mirada indiscreta, explorando temas tan sensibles como el erotismo y la pornografía. Son, en definitiva, imágenes que rayan lo prohibido. Nobuyoshi Araki, Merry Alpern, Brassaï, Miroslav Tichy y Kohei Yoshiyuki representan de manera perfecta el voyeurismo fotográfico.

Testigos de la violencia. Las primeras fotografías de guerra que se conocen fueron tomadas en la Guerra de Crimea en 1855. Desde aquellas imágenes hasta las actuales instantáneas han pasado casi 160 años y no hay cambios apreciables. Las premisas siguen siendo las mismas, la obtención de instantáneas del horror de la guerra. Siempre se repiten las mismas fotografías, da igual donde se produzca la contienda y es indiferente el lugar, el continente o el motivo de la guerra, el reportero tiende a buscar los mismos temas: niños jugando entre las armas, viviendas destrozadas, los sollozos de madres y ancianos ante la impotencia del fuego cruzado, la muerte en las aceras donde los transeúntes pasan sin ni siquiera mirar al suelo o la barbarie de una ejecución en directo, como la imagen tomada por Eddie Adams en Saigón en el instante en el que un prisionero vietnamita recibe un tiro en la sien.

Celebridades y la mirada pública. Hasta los años cincuenta, las revistas con contenido escandaloso o privado no se hicieron populares. En Italia una generación de fotógrafos, los denominados paparazzi, dedicaban su tiempo a descubrir con teleobjetivos las intimidades de famosos intentando sorprenderles en su intimidad o en su vida social.
 Cuando Tazio Secchiaroli disparó en 1958 una serie de fotografías embarazosas de la actriz Anita Ekberg y su marido en Roma, no podía haber previsto el fenómeno que estaba ayudando a crear: una industria multimillonaria que se conoció como la fotografía paparazzi.

 En gran parte de Europa y de forma rápida proliferan este tipo de publicaciones: en Francia Ici-Paris, Noir et Blac y Frace-Domanche llenan sus páginas con reportajes de amor y chismorreos de los famosos del momento. Artistas de cine como Liz Taylor, Greta Garbo, Brigitte Bardot, Gabor, ricos hombre de negocios como Aristóteles Onassis; princesas como Soraya, Grece Kelly o primeras damas como Jackie Kennedy acaparaban las portadas del momento.

Antes de visitar Madrid, esta exposición se exhibió en la Tate Modern de Londres en 2010, en el SFMOMA de San Francisco y, en 2011, en el Walker Art Center de Minneapolis.

Madrid. Observados. Voyeurismo y vigilancia a través de la cámara desde 1870. Fundación Canal.

Del 27 de octubre de 2011 al 8 de enero de 2012.