Dalí pintó esta obra cuando estuvo residiendo en Estados Unidos (1940-1948), época en la que consolida su personaje, se involucra en proyectos de decorados de teatro, ballet y ópera, guiones de películas, ilustraciones para libros, diseño de joyas y vestidos, proyectos fotográficos, etc.

Durante esta etapa, la trayectoria artística de Dalí adquiere un nuevo rumbo que él mismo explicita: "Mi gloria surrealista no valía nada. Debía incorporar el surrealismo en la tradición. Mi imaginación debía volver a ser clásica. Tenía ante mí una obra por cumplir, para la cual no bastaría el resto de mi vida. Gala me hizo creer en esta misión". Los tigres es un óleo que ejemplifica este deseo de conseguir nuevos propósitos.

Plasmación de un sueño

La historia de la obra tiene su origen en un sueño que Gala explica a Salvador Dalí. La lectura del óleo, según indica el propio título, parte de la abeja que ronda alrededor de una pequeña granada situada en primer plano. Esta granada es también la que da la señal de salida al sueño de Gala pintado en la mitad superior del cuadro.

El escenario es un paisaje de Portlligat compartido por Gala, en el que convergen dos granadas, un gran cabracho, dos tigres, una escopeta-bayoneta, una abeja y un elefante de largas patas de insecto. Todos estos elementos, presentados como una secuencia cinematográfica, forman parte del sueño de Gala, personaje que, inmersa en un plácido sueño, permanece ajena a los extraños sucesos de su entorno.

Instante congelado

De las imágenes que se acercan a Gala, destacan los tigres y su actitud salvaje; estos animales son una inspiración directa de los que aparecen en los carteles del circo americano Ringling Bros and Barnum Bailey. La relación de Dalí con la cultura de masas queda ahí perfectamente ejemplificada.

El momento preciso que Dalí ha escogido para pintar Sueño causado por el vuelo de una abeja… es justamente el de un segundo antes de que Gala despierte y sea atacada por un sueño integrado por una escopeta-bayoneta precedida de dos tigres, uno de ellos absorbido por un cabracho que, a su turno, ha sido expulsado de una granada abierta. Aún siendo la plasmación de un sueño, percibimos el cuadro como una fotografía de un instante preciso congelado, perfectamente pintado, en el que ninguno de los objetos que aparecen en la obra se toca. Todo flota y se mantiene en suspensión.

Figueres. Préstamo temporal. Sueño causado por el vuelo de una abeja en torno a una granada un segundo antes de despertar. Fundació Gala-Salvador Dalí.

Hasta el 2 de mayo de 2010.