Entre 1963, fecha de su primera exposición individual en la galería Marlborough de Londres y hoy ha transcurrido casi medio siglo en el que el artista superó una formidable crisis que revolucionó su vida y su obra, causada por su denostada exposición retrospectiva de la Tate Gallery en 1994, y la inesperada muerte de su segunda esposa, Sandra Fisher, que él atribuyó al colapso que produjo en ella el aluvión de críticas negativas. Según el comisario de la muestra, «esta sucesión de traumas le afectó profundamente y tardó en reaccionar a la hora de volver a recomponer su devastado mundo de la única forma posible: volviendo a recomponer su arte».

Difícil adscripción

De las 26 obras seleccionadas, 11 están fechadas antes de la crisis de 1994 y 15 después. Entre las primeras, no obstante, no hay ninguna datada antes de 1980, fecha de su consagración internacional, lo que implica que se trata de la obra de madurez de Kitaj, la realizada desde los 50 años hasta casi los 75 que contaba en el momento de su muerte.

Son pinturas con múltiples capas de significado, repletas de referencias iconográficas, literarias e intelectuales, en las que se representa el particular lenguaje plástico centrado en la figura humana de este artista de honda inquietud intelectual. Sus trabajos se caracterizan por sus colores planos en tonos ácidos e intensos, con un grafismo roto y áspero, además de por su difícilmente insuperable fuerza poética. Queda patente en estas obras últimas su interés por Cézanne, al que consideraba «su más querido pintor» (Hammer Cezanne, 2006), además de la influencia de Bonnard y Picasso, sin olvidar su evocación a Sara en la serie Los Angeles (Los Angeles 26 –Nose Kiss–, 2003) y su creciente obsesión final por el tema judío (Kabbalist and Shekina, 2003).

Interés por España

Es difícil precisar con exactitud su adscripción, ya que Kitaj nunca se ha considerado un representante del Pop británico, movimiento al que tradicionalmente se le vincula, sino que, más bien, por su narratividad visual y sus trazas pictóricas de reminiscencias germánicas, emplazaría mejor en la corriente de la Escuela de Londres, junto a Bacon, Freud o Auerbach.

Kitaj ha estado muy ligado a la historia y cultura española –pasó largas temporadas en España, concretamente en Cataluña, región con la que mantuvo una estrecha relación que se afianzó durante las décadas de 1960 y 1970–, todo lo cual le sirvió de inspiración artística a la vez que su obra calaba admirativamente entre los pintores españoles –particularmente en la Nueva Figuración Madrileña, que en sus inicios estuvieron fascinados por él y por Hockney–.

Madrid. R.B. Kijat. Osidea. Galería Marlborough.

Del 13 de septiembre al 20 de octubre de 2012.

Comisario: Francisco Calvo Serraller.