La pintura minuciosa y precisa de Maya, y las imágenes evocadoras y ensoñadoras de Caparrós establecen un diálogo rico y fluido en el que se combinan paisajes, detalles florales, masas arbóreas y sutiles elementos naturales que conectan directamente con la sensibilidad del espectador. Obra sobre papel y fotografía constituyen, así, el eje central de esta nueva exposición. 

Maya, artista puro

Antonio Maya, alumno privilegiado y heredero de la escuela de Antonio López, se recrea en el día a día para pintar todo aquello que le rodea. En sus obras abundan las referencias a la naturaleza, el agua, las flores, la fruta verde que se madura mientas avanza el cuadro, los animales, los paisajes y los espacios abiertos… aunque también a veces incorpora la figura humana a la que representa en actitud sedente o contemplativa.

Maya es un artista puro que afronta de manera noble y pausada el devenir del tiempo; por eso sus cuadros son capaces de plasmar el transcurrir cotidiano volviendo a pintar y retocar todo aquello que ya no tiene su apariencia inicial. La fruta del bodegón se va tornando amarilla a medida que avanza en su ejecución, las flores se marchitan mientras pinta, y todo ello queda patente en su obra hasta que ya resulta imposible retener el tiempo y sólo queda la opción de dejar esbozado aquello que ya no puede ser pintado.

Por ello, muchas de sus obras parecen inacabadas a pesar de que la mayor parte está minuciosamente pintada. Esos elementos apenas apuntados a lápiz, junto a ese despliegue artístico del dibujo más exigente, dotan a su obra de un lenguaje personal y diferenciador que enlaza con la herencia de Antonio López.

Como explica el propio Maya, «mi material plástico está en la mirada furtiva, precisamente cuando estoy fuera de mi ejercicio profesional, interesándome aún más por las cosas fuera del blanco de la mirada inquisitiva de pintor, aquello que es justo lo impintable, lo que no permanece estático por naturaleza y, por tanto, inaprensible por el sistema de ‘posar’”. Esta reflexión y esa reiteración en el retoque convierten a su obra en un modelo de síntesis donde lo tradicional convive con la más absoluta modernidad. 

Caparrós, vitalidad y movimiento

Por su parte, Paco Caparrós es un fotógrafo de amplia trayectoria y reconocido prestigio que, para esta ocasión, centra su objetivo en la recreación de la naturaleza más viva y pujante. Sus obras no sólo reflejan el color más intenso y atrayente de los elementos naturales, sino que también transmiten una enorme vitalidad y movimiento.

El artista juega con las luces para crear sensaciones, para conectar con el espectador y convertirle en cómplice directo y partícipe de su obra. A ello añade su hábil maniobra de enfoque-desenfoque con la que invita a entrar en la escena y a tomar parte en la misma, induciendo al espectador a que complete con su propia imaginación aquellos elementos que presenta más difuminados.

Los tulipanes caldeados, el lirio de agua, el bosque encantado, el viento de otoño, un concierto para flor roja o un homenaje a Monet, son algunos de los temas que Caparrós aborda con la cámara, impregnándolos de un evidente estilo personal. En sus fotografías se capta la luz, el color, pero también el aire y la música. Son imágenes que despiertan y transmiten sensaciones, que evocan momentos al mismo tiempo que dejan la puerta abierta a la ensoñación.

Casi coincidiendo con esta exposición, el Espacio de las Artes también va a incorporar a su fondo de galería de grabados nuevas obras y artistas que complementan las últimas de Luis Gordillo, Premio Nacional de Grabado 2012, creadas ex profeso para El Corte Inglés.

 

 

Madrid. Spring 2×2. Antonio Maya y Paco Caparrós. Espacio de las Artes El Corte Inglés. 

Del 19 de abril al 20 de junio de 2012.

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