Sus piezas, realizadas en acero inoxidable pulido, interactúan con el espacio expositivo, lo reflejan y, al mismo tiempo, permiten que el espectador las recree con su propio reflejo. Las Mirror Paintings son el elemento fundacional de la creación artística de Pistoletto y de su pensamiento estético. Tal y como las describe el artista, estas obras «redefinen el concepto de perspectiva que hasta el momento implicaba una visión hacia el interior del cuadro».

Con sus series de espejos, Pistoletto «documenta el mundo que él ve y en el que él vive», tal y como las describió recientemente Jeremy Lewison, comisario y antiguo director de colecciones de la Tate en el artículo Looking at Pistoletto / Looking at Myself. Según Lewison, sus piezas «incorporan no solo la historia de la fotografía en el momento en que fueron realizadas –ha usado desde negativos de cristal hasta Polaroids o fotografías digitales, desde la pintura a mano hasta la serigrafía, desde el blanco y negro hasta el color, desde lo estático hasta el movimiento– sino también la historia de la moda, de los artilugios, de los modales y las costumbres».

Juego de espejos

Este juego de espejos está presente en la obra de Pistoletto desde los años 60 y varias piezas realizadas con esta técnica formaron parte de la gran exposición del artista que se celebró en 1983 en el Palacio de Cristal del Parque del Retiro; en 2010 en el Museo de Arte de Philadelphia o en 2011 en la Serpentine Gallery de Londres. Asimismo, el Museu d’art Contemporani de Barcelona (MACBA) le dedicó una amplia muestra retrospectiva en 2000. 

En los últimos años, los Mirror Paintings han adquirido un corte más político y de denuncia desde la base, según escribió el artista en su más reciente manifiesto artístico, The Third Paradise, publicado en 2003. «Tenemos que ser más conscientes de nosotros mismos como individuos que pertenecen a una sociedad que es, a la vez, global y local», señala el artista. En el espejo, «la humanidad se mira a sí misma con la perspectiva de un retrovisor, como si estuviera examinando todo lo que ha hecho». El espejo es, en la obra de Pistoletto, una metáfora de la Historia que «nos enseña todo lo que está detrás de nosotros y nos obliga a considerar el espacio y el tiempo que se extiende a nuestras espaldas».

Madrid. Michelangelo Pistoletto. Galería Elvira González. 

Del 11 de abril al 18 de mayo de 2012.