La irrupción de Nyman en el panorama musical de ecos planetarios, gracias a su colaboración en la película de Campion, supuso, no sólo la universalización de su talento compositor, sino la consumación de un lenguaje y una cultura que tuvo millones de seguidores.

Tras ampliar estudios con Thurston Dart, especialista en música barroca en el King’s College de Londres, Nyman desarrolló todo un discurso conceptual y estético para crear una manera, si no nueva, sí decididamente renovada de algunos de los sentimientos musicales clásicos, combinándolos con emociones minimalistas, en donde la melodía lo era todo. Su deseo y empeño acabó cambiando la lírica pianística clásica, abriendo al resto de intérpretes nuevas ventanas y audiencias musicales.

Aquello dio lugar a la tan traída etiqueta denominada New Age, que en los años noventa fue todo un movimiento artístico, se insiste, de enormes dimensiones; sin ir más lejos, la prolongación discográfica El piano fue álbum multiplatino.

Sabida es la relación creativa entre Nyman y cineastas como Peter Greenaway, pero a su obra hay que añadir otros fecundos trabajos discográficos, óperas, conciertos para cuerda y música de cámara. Es un intelectual, pues, con gran corazón artístico o al revés, un artista con un gran corazón intelectual. Sea como fuere, Michael Nyman es sin lugar a dudas uno de los mayores pensadores y creadores musicales de nuestro tiempo, un hombre y un piano al que siempre se debe visitar.

Programa de mano del concierto en Madrid