Virgilio. Sin título, técnica mixta sobre lienzo, 96 x 73 cm.

Virgilio. Sin título, técnica mixta sobre lienzo, 96 x 73 cm.

Nacido en Olot en 1915 y formado muy pronto en el ambiente barcelonés, Virgilio creció en diálogo con las primeras vanguardias. La Guerra Civil lo sorprendió en Madrid y le obligó a retornar a Cataluña, donde colaboró en tareas propagandísticas para la causa republicana, ingresó en la FAI y se sumó como voluntario al frente de Aragón.

En febrero de 1937 emprendió el camino del exilio y recaló en París. Tras una estancia en Montauban, y ya casado, la Segunda Guerra Mundial volvió a forzar su desplazamiento hacia el sur francés, una región que acabaría convirtiéndose en refugio y punto de encuentro para numerosos resistentes españoles. Su destino final fue Toulouse, donde se integró plenamente en la comunidad de artistas que trataban de reanudar su práctica en medio de la inestabilidad del momento. Allí, sin embargo, su salud comenzó a resentirse. En 1947, víctima de la tuberculosis que arrastraba desde la contienda, murió en su domicilio con apenas 32 años.

La obra de Virgilio se articula inicialmente en torno a un lenguaje heredado del cubismo, con ecos directos de Juan Gris. Guitarras, mesas auxiliares, jarras o porrones le sirven de armazón para construir bodegones sobrios, de paleta contenida, y paisajes o vistas urbanas que reducen la forma a su esencia geométrica. Algunas de estas piezas tempranas, inscritas en la órbita del neocubismo, pudieron verse en la parisina Galería Castelucho dentro de la muestra colectiva Exposición de Pintores de la España Libre, dedicada a los artistas de la guerra.

Virgilio. Sin título, técnica mixta sobre lienzo, 60 x 73 cm.

Virgilio. Sin título, técnica mixta sobre lienzo, 60 x 73 cm.

En su segunda —y última— etapa, el artista dio un salto hacia la abstracción. Se trata de una abstracción estrictamente geométrica: contundente, depurada, estructurada mediante planos superpuestos, círculos concéntricos, diagonales, triángulos o flechas que organizan un espacio de gran rigor formal.

Las resonancias son múltiples: desde el orfismo de los Delaunay y el sincromismo estadounidense hasta el suprematismo de Malevich o Rodchenko, pasando por el neoplasticismo holandés de Vantongerloo y los desarrollos de Herbin, Kupka o Gleizes. Todos ellos comparecen, de un modo u otro, cuando el espectador se sitúa frente a la obra de Virgilio para advertir la ambición con la que dialogó con la modernidad internacional.

Para este proyecto tan especial, titulado VIRGILIO (1939-1947). Pionero de la geometría española, la galería ha decidido contar con la colaboración del artista Vítor Mejuto (Barcelona, 1969) que, a través de un breve ensayo, aporta su visión contemporánea como creador geométrico sobre su obra: «Cuando veo los cuadros de Virgilio es como reencontrarme con un familiar. A él esto no le pasó porque tuvo que vivir la soledad del pionero. Esta soledad se vio parcialmente aliviada gracias a una triste paradoja: Virgilio fue primero combatiente y luego exiliado de la Guerra Civil, y precisamente su exilio en Francia le permitió conocer a los Delaunay, acercarse a Picasso y dejarse influir por el neoplasticismo holandés o el constructivismo ruso. En algunos de sus últimos cuadros parece un alumno aventajado de la Bauhaus y de su taller textil».

Virgilio. Sin título, técnica mixta sobre lienzo, 60 x 92 cm.

Virgilio. Sin título, técnica mixta sobre lienzo, 60 x 92 cm.