Las labores, presupuestadas en 200.000 euros, afectarán a los torreones 1 y 2 del flanco Este, en los que queda una buena parte de la obra original de la época tardo-romana, así como los lienzos existentes junto a ellos, que estaban tapados por una serrería ruinosa.
El gran destructor
La leyenda dice que el mayor destructor de la muralla leonesa fue Almanzor, quien en el año 994 sólo dejó el pie una torre, pero Melquiades Ranilla, arquitecto redactor del plan para recuperar lo niega: «Almanzor no fue el gran destructor de las murallas, no tenía capacidad técnica para ello; el gran destructor ha sido la sociedad del siglo XX».
En opinión del arquitecto, si hay voluntad política y una razonable dotación económica, en unos ocho o diez años el conjunto de las murallas podrían estar revisadas e incluso buena parte de ellas serían visitables.
Diversas modificaciones alteraron a lo largo de la Edad Media y Moderna la imagen del ese recinto, entre ellas, la ubicación de casas adosadas a las cortinas de la muralla.



Ayer comenzaron los trabajos de restauración de dos de los cubos y otras tantas cortinas de la muralla romana de León, obra construida entre el siglo III y IV de nuestra Era para proteger el campamento de la Legio VII Gemina. Una nueva obra para remediar el lamentable estado de esta cerca que ha resistido 1.500 años de luchas, asedios y especulación.











