En muchas ocasiones los niños se fijan en cosas que pasan desapercibidas para los adultos, recuerdan las anécdotas más disparatadas y preguntan los detalles más simples y los más trascendentales a la vez. Por eso, introducir a los más pequeños un determinado artista debe hacerse de forma exquisita y cuidada, de forma cercana y fiel, y a su vez entretenida y sencilla. De ello es probable que dependa que el día de mañana sienta una atracción o una conexión especial con el mismo o que acabe rechazándolo «sin razón aparente”.

Pau Estrada aprendió arte de pequeño devorando los libros ilustrados que tenían sus padres y sus abuelos, igual que luego aprendió música a través de los discos de la colección de su hermano. «Hasta una cierta edad, a todos los niños les encanta dibujar y les fascina observar imágenes. Por eso, pienso que lo que necesitan es simplemente tener acceso a libros de arte en casa y en el colegio y que a la vez les lleven a ver exposiciones, sobre todo hoy en día cuando tantos museos ofrecen actividades para los pequeños”, relata.

Líneas claras

Todas las ilustraciones que contiene el libro (48 páginas) están dentro de lo que se suele llamar “línea clara”, que destaca por no tener grandes detalles ni figurines. “Uno acaba dibujando siguiendo la estela de los estilos que le impresionaron de niño y, en mi caso, creo que se nota que me gustaban mucho los libros de Tintín”.

Hablar de Gaudí es hablar de naturaleza, de geometría, de reciclaje, de colores, de edificios de vecinos, de tranvías y despistes, de Barcelona, de la Sagrada Familia y del Parque Güell. Este último parece sacado de un cuento y las casitas que contiene bien podrían estar inspiradas en la de Hansel y Gretel.

“Los pabellones de la entrada del parque parecen estar hechos de bizcocho y todo el lugar es un espacio ideal para jugar, correr y fantasear. Gaudí tiene un lado infantil y juguetón que lo hace muy entrañable. Por eso mucha gente no siente nada al ver la Sagrada Familia y en cambio se enternece con el Park Güell”, matiza el ilustrador catalán.

Adultos coleccionistas

La ilustración infantil es un terreno que cada día gana nuevos adeptos. Es curioso como en época de crisis han nacido pequeñas editoriales para satisfacer las necesidades de los más pequeños, aunque a los primeros que consigue cautivar son, sin embargo, a los mayores. “Diría que cada vez hay más adultos que coleccionan álbumes infantiles ilustrados y disfrutan con este tipo de literatura”, señala el autor.

En cuanto al reconocimiento, Estrada cree que llega por parte de mucha gente con sensibilidad, pero falta el mediático o monetario: “Considerando el esfuerzo y el tiempo que requiere cada libro, está claro que la ilustración no es el camino más directo hacia la fama o la riqueza”.

Pau Estrada (Barcelona, 1961), además de ilustrador, es profesor de inglés y realizador de vídeos documentales. Estudió filología inglesa en la Universidad de Barcelona y arte en la Rhode Island School of Design con una beca Fulbright/La Caixa. Ha ilustrado numerosos libros infantiles en España y EEUU, algunos de ellos dedicados a dar a conocer a los más pequeños artistas como Picasso o Brunelleschi.