Durante milenios, el río Lobos ha ido excavando un profundo cañón de más de 25 kilómetros de longitud en las provincias de Soria y Burgos, dejando a la vista enormes paredones fruto de una doble erosión: la debida al desgaste del propio río y a la disolución de la roca caliza por el agua.
Toda el Parque Natural es un inmenso karst con numerosas cuevas, simas, surgencias y sumideros. Salimos de su oscuridad a por nuestra recompensa. Creemos que el espectáculo visual merecerá la pena. No hemos sido impacientes y ahora obtendremos nuestro merecido premio, la luz que ilumina un paisaje asombroso.
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