Actor, guionista y director, continuaba trabajando incansablemente hasta su repentino fallecimiento a los 53 años. El 23 de abril había presentado en el Teatro Arriaga un monólogo teatral en el que encarnaba a Anton Abbadia, explorador, geógrafo, astrónomo y figura clave en la cultura vasca.

Intérprete prolífico tanto en cine como en teatro, su carrera cinematográfica despegó en 1987 en la película A los cuatro vientos. A partir de ahí le llegarían oportunidades, sobre todo en papeles de reparto, en cintas como Vacas, Todos a la cárcel, Cachito, Airbag, La comunidad, A mi madre le gustan las mujeres, 15 años y un día y, el pasado año, Ocho apellidos vascos y Lasa y Zabala.

También era rostro común en las series de nuestro país. Así, a sus papeles episódicos en producciones como Médico de familia, Amar es para siempre y Éste es mi barrio, sumó apariciones de peso en otras como Querido maestro, Policías, en el corazón de la calle, Motivos personales y la adaptación de Manolito Gafotas que apadrinó Antonio Mercero, entre otras. Apareció por última vez en nuestras pantallas domésticas en Chiringuito de Pepe y El Ministerio del Tiempo.

Mazo tiene en su haber galardones como el Premio Telón de Chivas de Comedia por la obra El día del padre, el Premio Unión de Actores de Euskadi por Mephisto y el Premio del I Concurso de Guiones de Largometraje Versión Española/ALMA por la película La máquina de pintar nubes, cinta que escribió, protagonizó y codirigió junto a Patxo Tellería en 2009, con quien repetiría en la comedia Bypass en 2012.