Italia, años finales del XVI y primeros del nuevo siglo. Caravaggio, ajeno a cualquier tipo de convencionalismo, frecuenta tanto los ambientes más poderosos y elitistas como los bajos fondos en donde se mueve lo más oscuro de la sociedad. Su arte ha trascendido y es ya uno de los pintores vivos más célebres al tiempo que es considerado  un rebelde por la Iglesia Católica, que decide investigarle en secreto.

Por su fuerte e inestable temperamento se ha visto involucrado en no pocas reyertas. Entre ellas la que el 29 de mayo de 1696, tras una discusión durante un partido de pelota, acabó con la vida del joven Rannuccio Tommasoni. Caravaggio fue acusado de homicidio, lo que le obligó a huir de Roma para librarse de ser decapitado, que era la pena que se aplicaba a los asesinos, salvo que el Papa dictase clemencia, un perdón que el pintor esperó de Pablo V a lo largo de toda su vida.

Ese dictamen nunca llegó por lo que Caravaggio no volvió a pisar la ciudad que le había encumbrado. Nápoles, Mesina, Palermo, Siracusa, Milán o Malta fueron algunos de los lugares en los que, en una continuada huida de la justicia, se vio obligado a refugiarse.

A lo largo de La sombra de Caravaggio, la interesantísima propuesta que ahora se estrena, el director, actor y guionista Michele Placido se adentra en los últimos años del enigmático y fascinante personaje. Lo recupera a través de sus múltiples conflictos amorosos, en los sórdidos ambientes en los que se movía y en aquellos en los que el poder reinaba.

A través de una meditada puesta en escena las imágenes basculan del lujo de los palacios romanos a la escoria de la calle. Y lo hace al dictado del arte del propio maestro jugando con los contrastes entre luz y tinieblas. Caravaggio, acaso el máximo representante del chiaroscuro, ilumina sólo algunas partes de sus figuras dejando el resto sumergidas en la sombra, con lo que acentúa el dramatismo de sus composiciones. La película incide, con enorme acierto y efectividad, en esos contrastes.

Además, muestra como las obras del pintor -que hoy la historia cataloga sin excepción de obras maestras- le causaron serios problemas por el hecho de servirse para representar a sus personajes de prostitutas, mendigos y vagabundos a los que tomaba como modelos.

No pocos de esos encargos fueron rechazados pues el artista los llevaba al lienzo tal como eran: humanos e imperfectos, desharrapados, vulnerables y viejos. Sirva como ejemplo que los carmelitas que encargaron La muerte de la Virgen se negaron a aceptar la obra desaprobando los rasgos plebeyos, las piernas al aire y el vientre hinchado de María. Se acusó entonces a Caravaggio de haber utilizado como modelo a una prostituta ahogada.

Con un elenco donde destacan Riccardo Scamarcio, Isabelle Huppert, Louis Garrel, Vinicio Marchioni, Lolita Chammah, Micaela Ramazzotti y el propio Michele Placido en el papel de quien fuera mecenas y defensor del artista de por vida, el cardenal Del Monte, la película se apoya en una excelente banda sonora firmada por Umberto Iervolino y Federica Luna Vincenti.

Michelangelo Merisi, -aquel que resumió su genio en una frase: «Del ojo a la mente, de la mente a la mano y de la mano al corazón»- había nacido en Caravaggio, un pequeño pueblo al norte de Milán, el 29 de septiembre de 1571. Moriría consumido por la fiebre y en circunstancias que la historia no ha acabado de aclarar treinta y nueve años más tarde, el 18 de julio de 1610, en Porto Ercole.

Tampoco está claro si el documento papal por el que se le concedía el perdón, aquella dispensa por la que tanto había luchado a lo largo de su vida para librarse de la carga de ser un homicida, no llegó a tenerla entre sus manos pues parece que, oficialmente enviada desde Roma, fue recibida tres días después de su fallecimiento.

La sombra de Caravaggio

Director: Michele Placido

Guion: Sandro Petraglia, Michele Placido, Fidel Signorile

Intérpretes: Riccardo Scamarcio, Louis Garrel, Isabelle Huppert, Micaela Ramazzotti, Tedua, Vinicio Marchioni, Lolita Chammah

Fotografía: Michele D´Attanasio

Música: Umberto Iervolino, Federica Luna Vincenti

Italia, Francia / 2022 / 120 minutos

Vértigo Films