Los sueños sueños son: ¿o no?

Paul Matthews es padre de familia y profesor en un colegio universitario. Es un individuo sencillo y no demasiado expresivo cuya anodina vida dará un vuelco radical cuando un día algunos de sus alumnos y más tarde multitud de personas empiezan a verle en sus sueños.

De la noche a la mañana se convierte en una celebridad, una situación en la que, en principio, se siente reconfortado. Pero poco a poco esas apariciones nocturnas en los sueños de otros -esa vida en apariencia de ensueño- se irá convirtiendo en una tragedia. Acorralado por una realidad inesperada, Paul se verá obligado a luchar para librarse de su inesperado estrellato.

Cuando los sueños colectivos se convierten en delirantes y sangrientas pesadillas todo se vuelve contra él. Cuando las pesadillas de la gente se convierten en pesadillas protagonizadas por Paul todos los miembros de la familia se ven afectados desde la terrible idea reflejada en la película de que el mundo se vuelve contra ti sin que hayas hecho nada punible.

Respecto al origen del filme, Kristoffer Borgli, su director y guionista, remite a cinco años atrás, cuando leyó un artículo sobre un profesor que perdió su trabajo docente. En los tribunales hubo unanimidad sobre que su despido no había sido justo. «No había una palabra que explicase lo que le ocurría y sentía en ese momento aquel hombre, pero recuerdo que me interesó cómo los estudiantes lo seguían por el campus cuando aún daba clases y destrozaban su coche. Me sonaba a película del oeste, cuando una persona es desterrada de un pueblo o expulsada por los aldeanos con antorchas. El escenario me pareció muy cinematográfico. Supe entonces que había más profesores con historias similares. Me obsesioné con estas figuras. A todos les pilló totalmente por sorpresa su despido, pensaban que no habían hecho nada malo, los delitos de los que se les acusaba eran completamente inventados por la mente de sus alumnos. Y así empezó a tomar forma en mi cabeza la idea de la película».

Nicolas Kim Coppola (Nicolas Cage), nacido en Long Beach, California, en 1964, ha participado como actor en más de un centenar de títulos. Sobrino de Francis Ford Coppola, siempre quiso alejarse de la condición de “protegido de…” y labrarse una carrera propia.

Al referirse al personaje que interpreta, que él mismo considera uno de los mejores trabajos de su larguísima carrera, comenta: «Paul es un caballero y un hombre profundamente reflexivo que se preocupa por su trabajo y sus alumnos, pero que no ha llegado a sobresalir debido a sus inseguridades personales. Tiene una casa bonita y una familia que le quiere, y trabaja en una universidad que quizá no sea Harvard, pero tampoco es un colegio comunitario destartalado. Sin embargo, en la narrativa que Paul ha construido en torno a su vida falta algo».

«Mi personaje es la última persona del mundo con la que te imaginarías que todos pudieran soñar», prosigue Cage. No es Adonis. No es una estrella del rock. No es un héroe del fútbol. Es un padre chapucero, aunque inteligente, el tipo de hombre corriente al que la gente no miraría dos veces al cruzarse con él». Para el actor su personaje es «divertido pero también desgarrador. Sin duda es aterrador lo que experimenta».

La película de Borgli encuentra equilibrio basculando entre la comedia, el drama, el género negro e, incluso, algún toque de ciencia ficción, satirizando el ascenso y la caída de Paul pero mostrando al tiempo el lado oscuro de su trayectoria.

Sobre esta mezcla de géneros el director concluye: «Les digo a mis actores que están irremediablemente atrapados dentro de un drama. Ellos no saben que esto es realmente una comedia. Las situaciones se tornan tan vitales para el protagonista que se vuelven serias. Pero también es entonces cuando las cosas se vuelven divertidas para mí. Las risas que me resultan más satisfactorias surgen cuando intentas no reírte».

El resultado es un trabajado guion que deja en la pantalla un largometraje que aborda con inteligencia temas como el precio de la fama, la presión colectiva, los anhelos desmedidos, la pérdida de objetividad y la obsesión y peligros derivados del mal uso de las redes sociales.