Lucile Angellier es una joven que aguarda noticias de su marido, prisionero de guerra, mientras lleva una sofocante existencia junto a su fiscalizadora suegra en un pequeño pueblo de la Francia de 1940. Ambas viven ajenas a la realidad de la guerra hasta que un grupo de refugiados parisinos llega a la localidad huyendo de la ocupación. Tras esa desbandada viaja un regimiento de soldados alemanes que establecen sus residencias en los hogares de los habitantes del pueblo.

En casa de los Angellier, Lucile intenta ignorar a Bruno, el elegante oficial alemán al que el destino lleva a vivir con ellas. Pero poco a poco, una atracción irrefrenable les unirá en un momento en el que el amor queda oscurecido por la infame realidad. Bruno se aísla del entorno interpretando al piano y ella, entre la esperanza y la desazón mientras las bombas siguen cayendo a su alrededor, escucha ensimismada las notas de la Suite Francesa.

En realidad, la película sólo recoge una parte del relato de Némirovsky, y ahí, las expectativas creadas cuando trascendió que el apabullante texto iba a convertirse en película empiezan a perder fuelle. La imposible historia de amor entre la joven francesa y el oficial alemán, correctamente interpretados por Michelle Williams y Matthias Schoenaerts, a los que da contrapunto Kristin Scott Thomas en un papel secundario pero clave, no es, ni de lejos, el núcleo fundamental del manuscrito de la autora. Aquel cuyo descubrimiento y publicación póstuma provocó una auténtica conmoción en el mundo editorial.

Excepcional

Novela excepcional escrita en condiciones excepcionales, Suite francesa retrata con desgarradora maestría una época fundamental de la Europa del siglo XX. Imbuida de un claro componente autobiográfico, el relato se inicia en París los días previos a la invasión alemana, en un clima de incertidumbre e incredulidad.

Tras una calma ficticia, explotan las primeras bombas, el ambiente deviene asfixiante y miles de familias se lanzan a las carreteras en coche, en bicicleta o a pie. La escritora utiliza la pluma como un estilete y contrapea, con un realismo apabullante, escenas en las que la conmoción y lo grotesco viajan a la par: ricos burgueses angustiados, amantes abandonadas, ancianos olvidados en el trayecto, despiadados bombardeos sobre la población indefensa, artimañas para conseguir agua, comida y gasolina…

A medida que los alemanes van tomando posesión del país, se vislumbra un desmoronamiento del orden social imperante y el nacimiento de una nueva época. La presencia de los invasores despertará odios, pero también historias de amor clandestinas y públicas muestras de colaboracionismo.

En esta parte, la del amor clandestino, se recrea un filme al que no le faltan matices y una muy buena producción y ambientación pero que, a todas luces, se queda corta cuando esperábamos la conmoción global de una obra literaria destinada a perdurar en la historia de los mejores textos surgidos al hilo de la tragedia de la Segunda Guerra Mundial.

Concebida como una composición en cinco partes –de las cuales la autora sólo alcanzó a escribir dos–, Suite francesa combina un retrato intimista de la burguesía ilustrada con una visión implacable de la sociedad francesa durante la ocupación. Con lucidez, pero también con un desasosiego notablemente exento de sentimentalismo, Némirovsky muestra el fiel reflejo de una sociedad que ha perdido su rumbo. El tono realista y distante permite a la autora componer una radiografía fiel del país que la ha abandonado a su suerte y la ha arrojado en manos de sus verdugos. Estamos pues ante un testimonio profundo y conmovedor de la condición humana, escrito sin la facilidad de la distancia ni la perspectiva del tiempo, por alguien que no llegó a conocer siquiera el final del cataclismo que le tocó vivir.

irene-nemerovskyIrene Némirovsky

Irène Némirovsky nació en Kiev en 1903 en el seno de una familia acaudalada que huyó de Rusia tras la revolución bolchevique, para establecerse en París en 1919.

Hija única, recibió una educación muy cuidada, aunque padeció una infancia infeliz y solitaria. Años antes de obtener la licenciatura en Letras por la Sorbona, su precoz carrera literaria se inició en 1921 con la publicación de Nonoche chez l’extralucide en la revista bimensual Fantasio.

Pero su salto a la fama se produce en 1929 con su segunda novela, David Golder, la primera que vio la luz en forma de libro. Un texto que, ante el temor al rechazo, había enviado a la editorial Grasset sin incluir autoría ni dirección. El editor tuvo que publicar un anuncio en la prensa para poder conocer a quien había escrito aquella obra audaz, cruel y brillante.

Fue el comienzo de una trayectoria que consagraría a Némirovsky como una de las escritoras de mayor prestigio de Francia, elogiada por personajes de la talla de Cocteau, Paul Morand, Robert Brasillach y Joseph Kessel.

Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial marcaría trágicamente su destino. Denegada en varias ocasiones su solicitud de nacionalidad francesa por el régimen de Vichy, Némirovsky fue detenida por los gendarmes franceses el 13 de julio de 1942 y deportada a Auschwitz, donde murió asesinada el 17 de agosto de ese mismo año.

Su marido, Michel Epstein, sería también deportado al mismo campo de concentración tres meses más tarde. Allí moriría el 19 de noviembre. Las dos hijas de ambos salvarían la vida gracias a la intervención de su maestra, que las escondió y ejerció de tutora. Aquella mujer las ayudó a cruzar Francia y las ocultó varios meses en un convento y en sótanos de la región de Burdeos.

En esa huida, las niñas Elisabeth y Denise viajaron con una maleta en la que había fotos y el manuscrito de Suite francesa. Ellas fueron las que, sesenta años más tarde, en 2004, al difundir el texto, lograron que la escritora regresara al primer plano de la actualidad literaria con el enorme éxito de un libro que retrata de forma implacable la Francia abúlica, vencida y ocupada.

Galardonada a título póstumo con el Premio Renaudot, entre otros muchos reconocimientos –entre ellos el Premio de los Libreros de Madrid del año 2006–, la novela ha sido traducida a 39 idiomas, relanzando el interés por una autora que se sitúa entre las grandes del siglo XX.

Suite francesaSuite francesa
Dirección: Saul Dibb
Guion: Saul Dibb y Matt Charman (Basado en la novela de Irene Némirovsky)
Intérpretes: Michelle Williams, Matthias Schoenaerts, Kristin Scott Thomas, Margot Robbie y Ruth Wilson
Fotografía: Eduard Grau
Música: Rael Jones
Francia-Gran Bretaña / 2015 / 107 minutos