En la portada de «Late Night: The Álbum» (2015) aparece Jeremih saliendo (o entrando) de un coche para, lo más seguro, ir a un club. Si no es así, al menos su música indica a pensar que es ese momento de la noche; beats lentos a modo de preliminares, chulería al volante y sonidos de discoteca. Hip-Hop y R&B diluidos en una copa de balón.

Jeremih aprendió a tocar la batería con 3 años, también en la escuela fue un estudiante aplicado, y cuando la todopoderosa Def Jam Records descubrió su voz y su flow, le ficharon al instante, era un alumno aventajado del Rhythm & Blues. «Don’t Tell’Em” es una canción incitante, a bailar o a lo que surja. Sensual, sexual, seductora; se canta, se rapea, el pavo real extiende su cola con todos sus colores.

Define la década porque es puro sonido 2010s. Teclados agudos y bajos muy graves que suenan al unísono, golpeando percutivamente. Electrónica que influye al hip-hop y estos al R&B. Es música negra para bailar pegados, porque el verano es aún más torrido de noche en el club.