Aunque Ronald Reagan usó el mismo eslogan en 1980, “Make America Great Again” es sin duda una de las frases de los 2010s. Donald Trump parecía una caricatura hecha persona, un caramelo para cómicos, izquierdistas y feministas; tan fácil de criticar y parodiar… Pero el chiste les estalló en la cara.

Pussy Riot es un colectivo ruso de mujeres activistas que saltaron a la fama cuando miembros del grupo fueron encarcelados por haber tocado punk blasfemo en una iglesia ortodoxa. El objetivo principal de sus acciones y canciones era Putin y sus políticas, pero cuando Trump se presentó como candidato republicano a la presidencia no pudieron evitar hacer la anti-campaña. Una semana antes de las elecciones subieron un vídeoclip retratando un futuro distópico en el que el multimillonario ganaba las elecciones. La canción se alejó del punk y la bilis y cambió a un formato más acústico con mensaje en positivo. Por supuesto sabemos que no caló lo suficiente.

Define la década porque al igual que en la música se ha vuelto al sonido ochentero, Trump recicló una frase de los 80 para volver al espíritu neoliberal de Reagan. Pussy Riot se adaptaron a un lenguaje más pop, aún mantenido el espíritu do It yourself, para lanzar un mensaje más accesible y amable. La nueva canción protesta ya no es solemne ni austera sino que usa todos los medios a su disposición para que se vea y se escuche con claridad, melodías dulces para una realidad amarga.