El minimalismo es una corriente artística que en música comenzó en los 60 con Terry Riley, y siguió en los 70 con Philip Glass o Michael Nyman, que acabaron siendo prestigiosos compositores de bandas sonoras. La electrónica y en especial el minimal techno, se ha visto influenciada por este “menos es más” en la que los bucles y la escasez de notas se hacen especialmente fuertes, ideal para el baile como meditación activa.

Nils Frahm es un pianista y compositor de formación clásica pero gusto por lo contemporáneo y lo electrónico, oscila entre estos dos mundos de manera natural como se pudo ver en “Spaces” (2013), un álbum en directo en el que el concertista toca solo diferentes pianos y sintetizadores arpegiados. Después de una pequeña intro, suena “Says” una espaciada pieza construida sobre una base electrónica en bucle en la que se apoya un tímido piano clásico, la base electrónica va tomando cuerpo hasta que en minuto 6 el bucle se revela, tomando protagonismo y haciéndose grande, épico; lo minimalista se convierte en maximalista, subes de la tierra al espacio, y de repente el público aplaude y te sientes desubicado.

Define la década porque Nils Frahm es uno de los mejores concertistas que hemos tenido, un virtuoso amante del piano en todas sus variedades, llegando a encargar construir diseños de pianos muy específicos para obtener el sonido justo y preciso. “Says” es una pieza en donde se ve su gusto no sólo por la composición contemporánea, sino también por el sonido, un sonido tan minucioso que no crees que sea en directo, un sonido que se deja poco oir y requiere escuchar.