Rico Nasty – «Smack A Bitch» (2018)
1173
post-template-default,single,single-post,postid-1173,single-format-standard,bridge-core-3.1.0,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-content-sidebar-responsive,qode-child-theme-ver-1.0.0,qode-theme-ver-19.1,qode-theme-bridge,disabled_footer_bottom,qode_header_in_grid,wpb-js-composer js-comp-ver-6.13.0,vc_responsive

Rico Nasty – «Smack A Bitch» (2018)

Tanto Rico Nasty como Sugar Trap, el sello independiente que creó Maria-Cecilia Simone Kelly, parecen dos oxímoron. Dulce y desagradable, femenina y viril. La rapera norteamericana no deja demasiado espacio para la suavidad en «Smack A Bitch» (2018), pero se contenta con no tener que ser siempre una perra: «Cuando los tiempos eran difíciles, miraba hacia arriba y rezaba: Gracias a Dios, hoy no tengo que abofetear a una zorra» 

 

En estos 2010s, la mujer ha tomado el micro y ha rimado con mayor potencia, destreza y seguridad que nunca, pero pocas han expulsado tanta bilis como lo ha hecho Rico Nasty. La mulata de madre puertorriqueña y padre afroamericano tuvo un hijo con 18 años cuyo padre murió de un ataque de asma. La rabia la ha sabido canalizar a través de la música, en donde ha hecho gala de un rap contundente con bases como la de «Smack A Bitch» en la que una guitarra distorsionada y seca acompaña el ritmo apisonadora de Kenny Beats. Por encima los gritos terapéuticos de Rico Nasty, que tonifican y estimulan.

 

Define la década porque en una época en la que la palabra empoderamiento se ha hecho hueco en cualquier análisis crítico, Rico Nasty se sale de la gráfica con un rap punkarra, con una expresión gutural, ruda y áspera. Rimas viscerales y ritmos primarios que contagian de energía al oyente. No es apología de la violencia, pero es liberador saber que la tienes y Rico Nasty te ayuda a encontrarla.

No Comments

Post A Comment