Esa es la extraordinaria historia que nos acerca Thomas Harding, reputado periodista y sobrino nieto de Hans, que se muestra convencido, a lo largo de esta entrevista, de que todos podemos ser al tiempo víctimas y verdugos.

¿Qué le llevó a escribir esta historia?

Mi tío abuelo, Hanns Alexander, al que yo conocía bien, era el típico personaje de familia que cuenta los chistes verdes, que siempre está ahí, colaborando, y que era muy divertido. Sabía que había estado en el ejército, sabía que su familia y él venían de Berlín, de donde tuvieron que trasladarse a Londres durante la Segunda Guerra Mundial… pero desconocía completamente su historia real. Una historia que nació para mí en el año 2006 durante su funeral. Allí supe que había sido un investigador de crímenes de guerra tras el conflicto. Aquello me pilló por sorpresa y llamé a mi padre, que me dijo que él había oído algo pero que no sabía nada con certeza. Como periodista sentí un gran interés por lo que me estaban contando y empecé a investigar.

Acudí a un museo en Londres donde me dijeron que aquello no era más que una broma. Posteriormente, y aconsejado por otras personas, acudí a una base militar en las afueras de Londres, en donde en un cuarto pequeño me entregaron una carpeta con el informe completo del arresto de Rudolf Höss. En la última página de aquel archivo descubrí una carta firmada por H.H. Alexander, que era el nombre de mi tío abuelo. Esa fue la primera prueba real de que Hans había formado parte de todo aquello y en aquel momento decidí que quería averiguar más. De ahí nace la idea del libro y el deseo de escribir una biografía sobre los dos hombres que lo protagonizan.

«Esta historia habla de dos personas que provenían de entornos no tan diferentes»

¿Todo lo que cuenta es real?

Estamos hablando de dos personas nacidas en Alemania en períodos muy similares, que provenían de entornos que no eran tan diferentes. En ambos casos se trataba de jóvenes de familias en las que los padres habían servido en el ejército. Ambas familias eran bastante religiosas, en un caso católica y en el otro judía. Familias muy similares en principio que posteriormente se habían ido separando y que al final volvieron a aproximarse. Al ver estas similitudes y diferencias me planteé el por qué las personas toman las decisiones que toman en el momento en el que las toman.

¿Qué es lo que hace que dos personas parecidas tomen caminos antagónicos y, por decirlo así, una encarne el bien y la otra el mal?

Esa es una pregunta clave. La gran pregunta que en el fondo plantea este libro. Qué es lo que hace que una persona, aparentemente normal, acabe ocupando el cargo de comandante del campo de concentración de Auschwitz y qué hace que otra persona, que ha logrado escapar de aquella atrocidad, una vez que está a salvo decida dar la vuelta y buscar a sus perseguidores. También qué hace una vez que los encuentra.

Quería centrarme en la perspectiva individual y humana de estas dos personas. Al hablar de Höss es fácil caer en la caracterización del villano, del monstruo. Pensar en un personaje malo como de dibujo animado. Me interesaba estudiar cómo era esa persona como individuo. Lo mismo me pasó con mi tío abuelo. Lo más fácil era mostrarlo como un héroe y como un ser humano fantástico, pero creo que es mucho más interesante ahondar en quién era realmente como persona, porque eso nos permite comprenderlos mejor y quizás responder a la pregunta que comentaba: cómo dos personas con ciertas similitudes acaban convirtiéndose en opuestos absolutos.

«Lo que se cuenta en este libro es tan importante como para haber nada novelado»

¿Cuánto de ficción hay en el libro?

No soy un historiador, soy un periodista. Quería hacer una obra accesible para el lector. En este libro todos los datos que se aportan y toda la información que contiene son absolutamente verdad. No he añadido información adicional o datos no reales para hacerlo más interesante. He tardado siete años en escribirlo y cuando andaba más o menos por la mitad estaba bastante cansado, bastante frustrado. Entonces me reuní con un periodista amigo con mucha más experiencia que yo, que trabaja en The Times y le pedí consejo. Él me dijo: lo único que puedo decirte es que cuentes la verdad. Le hice caso y toda la información del libro está basada en hechos confirmados. Nada está novelado. Lo que se cuenta en este libro es tan importante como para no caer en ese error. Hay que respetar lo que sucedió porque una vez más se cumple aquello de que la verdad supera a la ficción.

¿Cuántas personas murieron realmente en Auschwitz?

Cada vez tenemos más certeza sobre las cifras precisas de aquella masacre. Hoy sabemos que por Auschwitz pasaron aproximadamente 1.300.000 prisioneros, de los que 1.100.000 murieron. De ese total, un millón eran judíos, 75.000 polacos, 21.000 gitanos y 15.000 prisioneros rusos.

¿Qué queda pendiente por contar y sentir en la historia tras una época tan terrible como la que se relata?

Decidí incluir una cita bíblica del Deuteronomio al principio del libro porque narra una historia humana. Trasciende un país y una época concreta. Al investigar sobre el libro descubrí que Rudolf Höss era un ser humano que no estaba loco ni era un psicópata. Era más listo que la media. Pensé que si una persona inteligente toma ese tipo de terribles decisiones es posible que pueda volver a pasar. Todo ser humano tiene en sí la capacidad de hacer el bien o el mal. Por lo tanto, esta no es una historia que se detiene en un sitio y en un momento concreto, sino que es una historia contemporánea. La cita que incluyo habla de la importancia de registrar lo que ocurre y de decir la verdad acerca de los hechos históricos. No sé lo que queda pendiente de contar y sentir pero sé que es importante reflejar los hechos históricos que hablan de la condición humana y de las cuestiones fundamentales que nos planteamos continuamente: la dicotomía entre el bien y el mal; la responsabilidad ante nuestros actos; la idea del arrepentimiento; la capacidad del ser humano para sobrevivir incluso en las circunstancias más adversas… no son ideas ni conceptos que están enterrados en Auschwitz o en el pasado de Alemania. Son cuestiones contemporáneas, pero que pueden remontarse a cualquier momento de la historia de la humanidad.

«Todo ser humano tiene en sí la capacidad de hacer el bien o el mal»

Hanns y Rudolf, ¿al tiempo víctimas y verdugos?

Ese es el reto que este libro le plantea al lector. Efectivamente, ninguno de los dos era perfecto. Los dos cometían fallos, pero es evidente que los fallos eran diferentes. Si uno se centra en la figura de Hans, tenía un lado negativo porque era un hombre demasiado impulsivo e incluso en algunos casos tenía un carácter violento. Era una persona compleja. Cualquier ser humano tiene sus luces y sus sombras, pero la escala de unas y otras no es la misma. Las sombras de Rudolf Höss son otras y el hecho de que fuera uno de los responsables de que Auschwitz existiera y que allí se asesinara a más de un millón de hombres, mujeres y niños, hacen que las sombras de Höss sean muy diferentes. Sería muy fácil caer en la representación básica de un héroe y un villano, un monstruo. Creo que el lector es el que tiene que ver esas diferencias. Ahora bien, dicho esto, efectivamente, todos podemos ser al tiempo víctimas y verdugos, pero esa afirmación exige matices.

Es un libro muy cinematográfico, ¿ha pensado en la posibilidad de que esta historia acabe en una pantalla?

Sí, ya hay una oferta de la misma productora que ha llevado al cine A Most Wanted Man (El hombre más buscado). Realmente me haría muchísima ilusión. Espero que esa posibilidad siga adelante.

Los personajes: el perseguido

Rudolf Höss había nacido en una casa aislada de la Selva Negra en 1901, hijo de un padre fanático e intolerante, al que temía y despreciaba, y una madre distante que a menudo estaba enferma. Huérfano de padre a los trece años, su madre difícilmente podía asegurar la subsistencia de la familia, por lo que Rudolf se alistó en la Cruz Roja cuando estalló la Primera Guerra Mundial. Fue enviado al frente, donde cayó herido dos veces, y al finalizar la contienda fue condecorado.

Tras la Segunda Guerra Mundial se escondió en una pequeña población de la frontera germano-danesa. Creyó haber esquivado todos los controles para rehacer su vida lejos de los campos de concentración y, especialmente, lejos de Auschwitz, campo del que fue máximo responsable. Pero los supervivientes de Bergen-Belsen que habían pasado por los campos de Höss no dudaron en ayudar a la servicios de inteligencia británica en su búsqueda. Facilitaron los datos que permitieron localizar a su esposa, que se resistió a dar información sobre su marido, hasta que al ser amenazada con el destierro de sus hijos a Siberia, decidió confesar. Con esa información, y el tesón de Hanns, la captura fue cuestión de poco tiempo.

El perseguidor

Hanns Alexander había nacido en Berlín en 1917, hijo de uno los médicos más apreciados de su tiempo. Por el espacioso y elegante apartamento de los Alexander, situado en el corazón de la comunidad judía de la capital de Alemania, pasaban conocidos pacientes como Albert Einstein, Max Reinhardt, Richard Strauss o Marlene Dietrich. Pero al tiempo que la situación económica y social de los Alexander era cada vez más sólida, el nazismo se enraizaba en la sociedad alemana de los años treinta. En pocos años, Hanns vio cómo su confortable mundo se hundía.

Al terminar la guerra, Hanns Alexander continuó un tiempo en filas trabajando con el Equipo de Investigación de Crímenes de Guerra británico. Su origen alemán y su conocimiento de la lengua le hacían ser especialmente idóneo para las investigaciones que realizaba la unidad especial en la que le habían encuadrado. Tuvo un papel relevante en el juicio por crímenes de guerra de Belsen, el que iba a ser el primer juicio por crímenes contra sus mismos conciudadanos y ensayo general para los Juicios de Nüremberg.

A través de las vidas de ambos, Hans y Rudolf, que se subtitula El judío alemán y la caza del Kommandant de Auswchwitz, describe la historia de Alemania desde los años de la Primera Guerra Mundial hasta el horror de los campos de exterminio y la derrota del nazismo. Además saca a la luz por primera vez el apasionante relato de la captura de Höss.

El 17 de marzo de 1946, el periódico The New York Times anunciaba la detención de Rudolf Höss. Un mes después era juzgado y ahorcado en el patio de Auschwitz. Era el 16 de abril de 1947.

El autor

Thomas Harding es escritor y periodista. Habitual colaborador de los periódicos Financial Times, Sunday Times, Washington Post y The Guardian.

Ha sido cofundador de un canal de televisión en Oxford, Inglaterra, y durante años publicó un periódico en West Virginia por el que recibió diversos galardones.

Harding tiene doble nacionalidad, estadounidense y británica, y vive en Hampshire, Inglaterra.

Hanns y Rudolf se ha convertido en un best seller internacional, ha sido traducido a 12 idiomas y fue finalista del premio Costa Book Award Biography en 2013.

Sobre Hanns y Rudolf_def_fin.indd

 

Hanns y Rudolf
El judío alemán y la caza del Kommandant de Auschwitz
Traducción de Alejandro Pradera
Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores
384 páginas
Precio: 22,50 euros
E-book: 13,99 euros