Dialogan de este modo un título prácticamente desconocido y otro que es probablemente el más famoso del género chico. En ambos casos, José Carlos Plaza es el responsable de lidiar en escena con unos personajes que deambulan por calles, plazas y tabernas madrileñas mientras resultan zarandeados por sus pasiones amorosas.

Falla investigador

En Los amores de la Inés, Emilio Dugi construyó para el entonces jovencísimo Manuel de Falla una escena de arrabal. Situó en un mundo tabernario y tras una tarde de toros a sus protagonistas, dos parejas trocadas por las circunstancias que resolverán el conflicto argumental cuando, azuzados todos por el demonio de los celos, vuelvan a emparejarse correctamente.

Con estos personajes esenciales, sus pasiones primarias y violentas y un cierto aire de primitivismo, el literato ofreció al músico granadino la posibilidad de profundizar en el género chico y aproximarse musicalmente a los sonidos del pueblo. Y Falla resolvió su trabajo con frescura, amoldándose bien a las convenciones del género, investigando en el mismo y apuntando ya, con las seguidillas y carceleras que incorpora en la obra, algunas de sus mayores pasiones.

Cuando en 1902 se estrenó la pieza en el Teatro Cómico, el músico tenía 25 años. Había completado sus estudios musicales en Madrid y estaba intentando ganarse la vida en la capital trabajando en el teatro lírico, pero esta fue la única de las seis zarzuelas que escribió que vio representada.

El mayor éxito de Bretón

Muy diferente era la situación de Tomás Bretón cuando ocho años antes, en 1894, había estrenado La verbena de la Paloma. En aquel momento, el salmantino tenía 44 años y contaba en su haber con una interesante carrera profesional en la que se había destacado por su encendida defensa de una ópera española. Lo paradójico es que él, que había promovido el género operístico escribiendo hasta el momento tres piezas grandes y que aún escribiría importantes partituras, encontró su mayor éxito con esta obrita del mismo género chico que tanto había denostado.

De apariencia ligera, esta pequeña joya se asienta sobre una sólida estructura dramático-musical donde se entrelazan lo popular y lo refinado, lo lírico y lo chusco. De este modo, Bretón no solo da vida sino que eleva a categoría de mito a los personajes creados por el dramaturgo madrileño Ricardo de la Vega. Son eternos ya el cajista de imprenta y la chulapa, la pareja proletaria envenenada por los celos; pero también lo son quienes rodean a los jóvenes: la odiosa tía y el ridículo boticario que también quedaron convertidos, gracias a la Verbena, en tipos universales.

Argumentos

Los amores de la Inés
Felipa, una mujer con bastante mal genio, está molesta porque ha visto a su antiguo pretendiente Fatigas con Inés. Por otro lado, Juan, antiguo novio de Inés, que estaba en la cárcel, es indultado. En la taberna del señor Lucas, Felipa le cuenta a Juan los nuevos amores de Inés y entre ambos montan una farsa para impedir que Fatigas se case con Inés. Se harán pasar por novios con el fín de atraer hacia ellos a sus respectivos pretendientes. El montaje surte efecto y finalmente el señor Lucas recompone las parejas.

La verbena de la Paloma
Es la noche del 14 de agosto en Madrid y se celebra la verbena de la Virgen de la Paloma. La señá Rita está preocupada por Julián, un joven que tiene problemas amorosos pues esa misma mañana ha visto a su novia en un coche con otro hombre. Don Hilarión se dispone a ir a la verbena con dos muchachas que conoce: Casta y su hermana Susana, la novia de Julián. Por las calles de La Latina y tras varios incidentes entre Julián y D. Hilarión por culpa de la muchacha, el inspector tiene que intervenir para restablecer finalmente el orden y reanudar el baile de la verbena.

 

Otros datos de interés:

  • Fechas concretas y horarios

19, 20, 23, 24, 25, 26, 27, 30 y 31 de octubre
1, 2, 3, 6, 7, 8, 9 y 10 noviembre de 2013

20.00 h (domingos, a las 18.00 h)

  • Días del espectador

30 de octubre y 6 de noviembre

  • Funciones de abono

19, 23, 24, 25, 26, 27 y 31 de octubre