Para Sagarra, la tarea del arte no es otra que “hacer visible el mundo» y en eso está. Intentando plasmar el mundo interior y el exterior. De una forma u otra y en diferentes series, la “realidad vívida” siempre permanece. Es a partir de 2007, y habiendo experimentado durante varios años con el grabado, cuando sus procesos técnicos y conceptuales registran alteraciones significativas, en cuanto al soporte y al modo de concebir la obra, ya que, en sus propias palabras, «pretendo aunar mensaje, armonía y sensibilidad, atrapando mediante la introspección nuevas percepciones estéticas».

El principal protagonista de la serie ‘Alegría de vivir’ es el plexiglás, soporte rígido y deslizante que se convierte en el mejor cómplice de la vertiente más subjetiva del proceso creativo, ya que establece un peculiar diálogo entre azar y control. El azar, porque utilizando materiales diversos  –resinas, pinturas, collages, recortes o tintas calcográficas ejecutados por el reverso– se provoca una tensión intelectual bajo la cual se controlan y configuran las formas.

Descubrir la belleza

«En ‘Alegría de vivir’ investigo intuitivamente y bajo la emoción de pintar descubro la belleza, las percepciones de una ciudad vital, la naturaleza y con ella la espiritualidad que desprende y me aventuro en su construcción como en la vida misma», explica la artista. «El silencio es el alma de donde fluye mi fuerza vital y su luz, la esencia que transforma una emoción, un sentimiento en forma de expresión».

En esta exposición, Sagarra muestra, además de su obra pictórica, sus diseños: biombos y mesas, objetos de arte, objetos útiles y sillas que en sí mismas son atractivas obras de arte.