Esta intervención espacial propone un viaje a través del cual el espectador se transporta a espacios y a tiempos donde lo imaginario se mezcla con lo real y en los que la literatura marca las pautas a seguir para habitar ese mundo onírico, llevando así a la obra de arte más allá del significado de los objetos.

La artista recrea una única habitación de hotel. Una alfombra cubre el suelo de la estancia y a su alrededor varias mecedoras invitan al espectador a sentarse y a ser partícipes en la obra, sumergiéndose en alguno de los muchos libros que la artista ha seleccionado para la ocasión. José Rizal, Dostoievski, Rubén Darío, H.G. Wells o Enrique Vila-Matas son algunos de los autores propuestos por la artista francesa para este viaje.

Entre realidad y ficción

1887 es el año en el que se inaugura el Hotel Splendide de Lugano. Este nombre ya había cobrado vida antes en el poema Après le Déluge de Arthur Rimbaud, publicado en 1886, y Splendide era también el nombre del hotel en Évian-les-Bains donde pasaba sus vacaciones familiares Marcel Proust. Esta fecha coincide con el año de construcción del Palacio de Cristal en el Parque del Retiro, cuyo fin era el de albergar la exposición de plantas y flores con motivo de la Exposición General de las Islas Filipinas.

Además de todo esto, el Splendide es también el hotel de una sola habitación que la artista superpone al Palacio de Cristal. Así, el anacronismo, situado entre realidad y ficción, sirve para devolver a la modernidad algunos de sus fantasmas.