La producción artística de De Lekuona, que comprende fotografía, fotomontajes, pintura, dibujos y collages, son fruto de una mente abierta y libre, siempre experimentando en diversos campos. Su prematura muerte dejó un escueto corpus, compuesto en gran parte por pinturas y dibujos que se alejan voluntariamente de la pintura vasca del momento para adentrarse en las proposiciones más modernas e internacionales que le llegan de la mano de Alberto Sánchez, Benjamín Palencia, Maruja Mallo o José Moreno Villa, cuyas obras debió ver en Madrid.

Es una pintura valiente y original. Sin embargo, por encima de todo hay que señalar su producción fotográfica y sus fotocollages. Pese a su juventud y su breve carrera, la fotografía de De Lekuona destaca sobre la del resto de fotógrafos españoles de la época por su modernidad y singularidad. Los escorzos, encuadres cenitales, picados, composición de objetos y juegos de texturas de sus fotografías están cerca de lo que hacía Ródchenko, Moholy-Nagy y la Bauhaus.

Por otro lado, sus escasos fotocollages y fotomontajes están considerados entre los ejemplos más descables de esta disciplina a nivel internacional. Recorta fotografías de deportistas, bailarinas, nadadoras, desnudos femeninos, piernas, brazos, animales, arquitecturas, y las pega creando composiciones de gran originalidad. De Lekuona sigue la tradición collagista iniciada por el dadaísmo y continuada por el surrealismo, pero sus fotomontajes poseen una carga poética y una extraña belleza que les hacen destacar del resto.

Nicolás de Lekuona. Cabeza amputada (autorretrato). 1937.

Nicolás de Lekuona. Cabeza amputada (autorretrato). 1937.

Breve biografía

Nicolás de Lekuona nació en la localidad guipuzcoana de Villafranca de Ordizia en 1913 y desde muy joven empezó a interesarse por el arte más moderno, relacionándose con artistas como Jorge Oteiza, con quien compartió una gran amistad. En 1932 se trasladó para realizar estudios de aparejador a Madrid, donde se introdujo en el ambiente cultural, conociendo a Ramón Gómez de la Serna, Concha Espina y al crítico Manuel Abril. Durante este periodo comenzó a participar en exposiciones colectivas obteniendo el segundo premio en la Exposición de Artistas Noveles Guipuzcoanos de 1933.

En 1934 presentó sus fotografías junto a las esculturas de Jorge Oteiza y las pinturas de Narciso Balenciaga en la exposición presentada en el Kursaal de San Sebastián, figuras con las que formó un frente de artistas de vanguardia vascos.

En 1935 terminó sus estudios y comenzó a trabajar con el arquitecto Florencio Mocoroa, realizando viviendas funcionales muy cercanas a la arquitectura del GATEPAC. Falleció a la temprana edad de 24 años en la Guerra Civil durante los bombardeos de Furniz (Vizcaya). Su obra quedó olvidada y recientemente ha sido rescatada en importantes exposiciones colectivas e individuales, destacando las antológicas realizadas en 1982 y 1983 en el Museo de Bellas Artes de Bilbao o la de 2003-2004 en el Museo Artium de Vitoria, que luego viajó al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.