Basándose en el concepto de la antigua ópera flamenca, Vacas cambia los ejes cartesianos del flamenco y los lleva a un lugar poco explorado en el que se intuyen referencias a Einstürzende Neubauten, Lorca, los surrealistas franceses, Val del Omar, Julio Romero de Torres y David Lynch, entre otros. Todos ellos se unen para dar vida a esta experiencia.

Tres movimientos, tres minutos de una vida

En tres movimientos precedidos de una obertura, esta “ópera” cuenta una historia basada en una experiencia real en la que los miedos a la muerte, el sonido del vacío, la existencia de una luz y la vuelta a la vida son los protagonistas. Vacas parte así de la vivencia de una persona que estuvo aproximadamente tres minutos clínicamente muerta, para luego ser salvada por un compañero de trabajo.

En esos minutos pasó por varios estados de ánimo que lo llevaron a una peregrinación por sus inseguridades terrenales y los miedos más escondidos de su ser. Tras abrazar el influjo de la luz –la guía que le termina devolviendo la esperanza y la paz a su corazón–, y tras aceptar el desaparecer por fin, siente una nueva convulsión y es enviado de nuevo a la Tierra, quién sabe si por la rápida actuación de su compañero de trabajo o por obra del destino. Actualmente vive feliz y la vida le sonríe.

Formando parte de la The Royal Gypsy Orchestra están los gitanos de Howe Gelb (Juan F. Panki y Lin Cortés), la cantante Cristina Pareja, la violinista Eles Bellido, el guitarrista flamenco Javi Navarro, la bailaora Rosario Vacas, Alberto Malalengua con los samples y el propio Vacas –Vallellano– como multiinstrumentista.

El espectáculo cuenta además con artistas de excepción que se incorporarán como invitados especiales en las diferentes ciudades en las que se representará la ópera.

Historia de la ópera flamenca

Tras la decadencia del café cantante, el flamenco tuvo que buscar otros cauces para manifestarse. Nace así la ópera flamenca, espectáculos que se celebraban en plazas de toros y grandes teatros de los pueblos y las ciudades españolas donde se aunaban el cante, el baile y la guitarra.

A pesar de no ser óperas en el más estricto sentido de la palabra, su nombre se originó por el hecho de que los espectáculos operísticos sólo tributaban el 3% y los de variedades el 10%. Su época cronológica puede subdividirse en dos períodos: de 1920 a 1936 y de 1940 a 1955.

Fueron momentos de creatividad y nuevos horizontes que dieron lugar a nuevos nombres y cantes, siendo los más interpretados los fandangos y fandanguillos. Entre los artistas destaca la personalidad de Pepe Marchena.