El entendimiento del lenguaje y sus funciones desempeña también un papel fundamental en el modo de trabajar de Shaw-Town: «Mi esposa y mi hija hablan sueco en casa. Yo no lo hablo, pero he llegado a entender conversaciones más por el contexto y el modo en que lo hablan en un determinado momento que por el verdadero significado de las palabras. Esta falta constante de narrativa clara ha calado en mi obra, no existe una senda lineal a la hora de interpretar los diferentes componentes de la exposición, pero cada pieza contiene algo que al espectador le es tangible y le sirve para construir su propia idea sobre el significado».

El papel de periódico es una fuente constante de material, ya que sitúa la obra en una época concreta y define el momento de su producción. Utiliza un proceso de transferencia para traspasar la tinta del periódico a la superficie del cuadro. Los textos e imágenes de estas obras se disuelven y penetran los unos en los otros hasta llegar a ser en ocasiones ilegibles, aunque con formas, movimientos y mezclas coloreadas de signos y elementos.

Otras formas y momentos

Shaw-Town.Mediante el proceso de transferencia, la idea de pintura se extiende a otras formas de trabajar y otros momentos históricos. Este método práctico de pintura, en el que se utiliza calor y presión, conmemora antiguos métodos de reproducción en los que se necesitan dos superficies para crear una imagen.

En el lenguaje de la semiótica, la transferencia es un proceso indéxico, es decir, la imagen impresa es el resultado de la contigüidad física inmediata con la matriz que la produce (bloque, placa, pantalla). Además se han utilizado en la composición plantillas de letras y signos de puntuación sobredimensionados, y estos símbolos fragmentados y aislados dan la sensación de que cada obra es, quizá, parte de un todo mayor donde lo verdaderamente importante es la idea de potencial, de lo que no se puede ver.

A Shaw-Town le gusta pensar que estas pinturas son «superficies usadas» que, según la decisión de cada momento, se han cubierto por completo, se han quitado y se han vuelto a poner.

Las obras del suelo consisten básicamente en dibujos doblados. El papel se ha saturado con grafito mediante un intenso proceso de confección de marcas hasta que toda la lámina queda cubierta y el papel desaparece a la vista. Éste se manipula, se amasa y se dobla, y posteriormente se expone como una escultura cuya superficie ha quedado en su mayor parte oculta.

Junto con esta selección de objetos manipulados se encuentra una barra de jabón pulido con grafito y un balón de fútbol del revés, en el que cada pentágono y hexágono está numerado. Estas piezas quedan despojadas de funcionalidad pero mantienen las características propias de su esencia y llaman más la atención, ya que en ocasiones se trata de volver a mirar el mismo objeto y replantearnos el modo en que lo hacemos.