Influido por la cultura popular reciente, Cánovas combina medios visuales descontextualizados, creando así una secuencia narrativa única. La introducción de paneles de color abstractos en la composición hace desaparecer los límites entre luz, color, forma y abstracción, y la aplicación de variados materiales al panel de madera, entre ellos dibujos a grafito, acrílico, medios mixtos, esmalte y resina, sirve para poner de relieve el contraste entre lo natural y lo fabricado. Algunas de las obras expuestas son colaboraciones entre Ernesto y su esposa, la artista polaca Gracjana Rejemer-Cánovas.

Esta nueva serie desprende un sentimiento de nostalgia tranquila, que se materializa a medida que el artista añade y retira capas del panel de madera sobre el que se transfieren las imágenes; estas aparecen descoloridas y desgastadas, como una instantánea o un recuerdo fugaz de un evento.

Para Colin Greenslade, director de la Royal Scottish Academy of Art & Architecture, «una serie de obras de Cánovas es sin lugar a duda una tarea multiplicada: desarrollar temas y conducirlos sutilmente en cierta dirección, reideando, retomando, reentablando, reproduciendo y ofreciendo una y otra vez una situación única, un momento evocador perfecto detenido en el tiempo para su disfrute y reflexión». Greenslade habla también de su «batalla para combinar imágenes y color, en apariencia con una facilidad pasmosa, ofreciéndonos instantáneas de aire onírico que nos confunden entre momentos medio recordados y claros periodos de calma».