La Tauromaquia (1816) fue un fracaso comercial, entre otras razones debido a la crudeza de las escenas representadas, algo que se alejaba del tipo de estampas plácidas y decorativas que hasta entonces daban imagen a los toros. Con el paso del tiempo, estos grabados se convirtieron en hito esencial de esta fiesta. Sin embargo, diversas voces han cuestionado desde hace tiempo la imagen de Goya como aficionado a los toros basándose en el espanto presente en la mayor parte de los grabados. Una visión que se pone de manifiesto en 1824, cuando Goya realiza los cuadros últimos grabados, ya en Burdeos. En estas últimas obras, que se exponen por primera vez en Calcografía, el artista se encuentra más cercano a Los Desastres de la Guerra que a otras empresas suyas de géneros o costumbres.

Javier Blas opina al respecto: «Es cierto que existía un mercado nacional relativamente pujante para la estampa taurina, y es probable que el pintor confiara en la facilidad de venta de unas obras dedicadas a dicho asunto. Ahora bien, si era éste su objetivo, resulta difícil entender por qué se apartó tanto del modelo tópico, por qué creó unas imágenes desconcertantes mediante un lenguaje de violenta intensidad o por qué evocó unas formas anticuadas de practicar el toreo hacia las que el público no sentía el más mínimo interés. Recientemente han sido propuestas otras razones que alteran el discurso convencional y se aproximan a la Tauromaquia desde una perspectiva más compleja: la de unas imágenes reprensoras del cruento hábito de la violencia devenida en espectáculo. Si la intencionalidad del artista fue el ejercicio de la crítica, ¿no estaría conceptualmente cerca la Tauromaquia de los otros ciclos gráficos?».

Según explica Juan Bordes, «esta es una exposición que le debíamos a Goya, para descargarlo de un significado unívoco como defensor de la tauromaquia. No queremos tomar posición por parte de la institución, sino librar a Goya de esa imagen con respecto a esta fiesta». La muestra, comisariada por Rafael Doctor, plantea un diálogo entre más de una veintena de autores españoles contemporáneos y Goya, destacando, eso sí, «el horror y el espanto que el artista reflejó en sus grabados».

Los autores que acompañan a Goya en Otras tauromaquias. En el 200 aniversario de la Tauromaquia de Goya son El Roto, Forges, Marina Vargas, Santiago Talavera, María del Barro, Niño de Elche y Chus Gutiérrez, Elena Fernández Prada, Eider Agüero, Ruth Montiel Arias, Gladiadores por la Paz, Jon Amad, María Cañas, José Antonio Reyes, Miguel Ángel Rolland Y Kike Carbajal, Paco Catalán, Tras los Muros, Eva Máñez, Lino Lago, Malagón, Miguel Scheroff, Manuel León Moreno, Joaquín Paredes Piris, y La Ruina y Jaime Alekos.