La BNE nunca ha tenido una relación directa con la arquitectura como disciplina artística. Aún así, su Departamento de Bellas Artes y Cartografía posee una importante colección de dibujos de arquitectura y ornamentación creada a partir de archivos y colecciones particulares, legados, donaciones y compras. Este fondo incluye parte del desarrollo y la evolución de la historia de la arquitectura española del siglo XIX, una centuria marcada por la tradición clásica académica, el medievalismo y el eclecticismo.

También documenta de forma singular aspectos de la actividad viajera dirigida a la conservación y protección de nuestro patrimonio arquitectónico. Pero la importancia de este fondo radica en que complementa de forma muy significativa los contenidos de otras colecciones públicas de dibujos propias de instituciones oficiales que, gracias a la especialización de sus archivos históricos, hacen posible el estudio de aspectos parciales de la arquitectura del pasado.

En el siglo XIX, la arquitectura incorpora los nuevos materiales y tecnologías que había aportado la Revolución Industrial: hierro fundido y colado, acero y hormigón. Estos tuvieron una amplia difusión gracias a su versatilidad y a su adecuación a las nuevas necesidades de infraestructura (espacios amplios y diáfanos, grandes puentes, etc.). Los nuevos edificios tuvieron en el hierro su principal material, como puede verse en el Palacio de Cristal del Parque del Retiro (Madrid) o el Mercat del Born (Barcelona). En definitiva fue una época caracterizada por el esfuerzo en ingeniería para alcanzar un nuevo lenguaje y mejoras estructurales.

Proyecto de estudio

Comisariada por Isabel García-Toraño y Pedro Moleón, la exposición es la culminación de un proyecto de estudio y catalogación iniciado en 1991 por ambos, y da continuidad a los catálogos de dibujos de arquitectura y ornamentación de los siglos XVI, XVII y XVIII.

En palabras de Moleón, «la muestra se estructura en diferentes secciones. La primera de ellas, Personajes, recoge a los arquitectos más importantes del siglo XIX. Entre estas personalidades destaca Isidro Velázquez, un maestro del dibujo que continuó ilustrando hasta después de jubilarse. Pero también otros como Antonio López Aguado, Francisco Javier de Mariate, Vicente López, etc.».

El visitante se encuentra con una segunda, Academias, en la que se introduce en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el lugar en el que se formaban los arquitectos. Para ello se repasan los Órdenes clásicos, «sin los cuales no se puede entender la formación de ningún arquitecto», destaca Moleón; Arquitectura y Perspectiva, «que recoge los trabajos de los profesores de perspectiva Fernando Brambilla y Manuel Rodriguez»; y finalmente, Obtención del título de arquitecto en la Real Academia de San Fernando, donde se muestran los dos tipos de pruebas que realizaban los aspirantes para ser titulados. «En la primera presentaban un proyecto que era valorado por una comisión. Y la segunda, llamada «prueba de repente», en la que se encerraban 15 horas en la Academia para desarrollar un tema determinado». Mientras que en la Academia se conservan los resultados de las pruebas, en la BNE están los bocetos que llevaron hasta los resultados finales.

El dibujo de arquitectura de viaje se trata en dos apartados: Viaje de España y Viaje fuera de España. Como ha explicado García-Toraño, «ambos manifiestan las diferentes sensibilidades con las que arquitectos y pintores se enfrentan a la arquitectura a través del viaje». En el primero se muestra la obra del pintor romántico Jenaro Pérez Villamil, cuya iniciativa editorial contribuyó al estudio de los monumentos españoles. Pero otro personaje destacado es Valentín Carderera, artista y coleccionista, cuya colección dio origen a la sección de Dibujos y Grabados de la BNE.

«En lo que se refiere al viaje en el exterior, Italia continuó siendo el destino favorito de los artistas europeos para conocer el testimonio de la Antigüedad», asegura la comisaria. El recorrido continúa por las Arquitecturas funerarias, «en la que se simbolizan todo tipo de proyectos ideales de plantas, alzados… imaginarios. Y otros reales. Hay, por ejemplo, varios bocetos y dibujos de enterramientos para Fernando VII.

La muestra concluye con Proyectos para ser construidos, Dibujos de ornamentación y El Palacio de Biblioteca y Museos Nacionales, en relación con los proyectos de sus arquitectos, Francisco Jareño de Alarcón y Antonio Ruiz de Salces.