B. Wurtz centra su obra en la utilización de objetos que hacen referencia a las primeras necesidades de las personas: alimento, refugio y ropa. Latas de conserva, bolsas de plástico, calcetines, perchas, botones, anuncios de supermercados, envases, cordones, cerraduras… B. Wurtz utiliza materiales banales, de uso doméstico y de deshecho, en una especie de reciclaje artístico, para confeccionar sus delicadas esculturas e instalaciones que otorgan un nuevo significado al objeto humilde.

Por un lado, el artista permite reflexionar sobre las posibilidades que albergan los objetos de uso cotidiano y, por otra, evidencia su ética por la reutilización al convertir el objeto de deshecho en obra artística.

La exposición, comisariada por Laurence Sillars, muestra trabajos realizados desde el principio de su carrera, en la década de 1970, hasta la actualidad. Además de esculturas e instalaciones, se pueden ver diversas pinturas y piezas bidimensionales, así como una pieza fotográfica. Estos últimos trabajos son importantes para entender cómo a través de las cualidades propias de los materiales que utiliza, el artista se mueve del medio escultórico al bidimensional de forma casi imperceptible.

B. Wurtz vuelve a dar un nuevo sentido al objeto, como ya hiciera Marcel Duchamp con los ready made. Su obra evidencia un carácter humilde y sin pretensiones que muestran su interés por lo más pequeño, por aquello que parece pasar inadvertido y por esos objetos cotidianos a los que dota, una vez que han pasado por sus manos, de una delicada belleza. Incide así en la belleza del propio diseño y en la necesidad de depositar la mirada en aquellas cosas que, en principio, parecen pasar inadvertidas.

Esta muestra se expone por segunda vez en Europa tras su paso por el Baltic Centre for Contemporary Art (Gateshead, Reino Unido).