En 2015, el tema elegido fue Dibujando el mundo y, gracias a la colaboración con la AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo), se realizó en cuatro ciudades diferentes con grupos locales. Los escenarios fueron Casablanca (Marruecos), Ciudad de México (México), Manila (Filipinas) y Madrid. Una selección de los cuadernos dibujados en esta quinta edición se expusieron en noviembre en el stand del Museo ABC en la Feria de Clermont-Ferrand en Francia y ahora se pueden contemplar en sus salas.

El objetivo de esta edición concreta fue que ciudadanos de distintos continentes pudieran dibujar sus propias ciudades para entrar en contacto con los artistas locales y, además, crear lazos en una comunidad de dibujantes internacional. Los ilustradores profesionales invitados para guiar esta sesiones fueron Raúl Arias, Antonia Santolaya, Enrique Flores, LPO, Alfredo y Jacobo Pérez-Enciso (Madrid); Mohamed Fariji (Marruecos), Mark Lawrence Andres (Filipinas) y Enrique Sañudo Paredes (México).

La exposición muestra así el resultado de estos encuentros de Dibujando el mundo: 60 visiones dibujadas de las ciudades en donde todas las técnicas y miradas tienen cabida, una diversidad que cuenta cómo cada ciudad puede esconder muchas lecturas posibles: una por cada habitante que la contempla.

Cuadernos de viaje

Dibujamadrid es un proyecto que nació en 2011 en el que se organizan encuentros de cuadernistas con una doble vertiente: teórica (sesiones de conferencias con maestros ilustradores los viernes en el Museo ABC) y práctica (salidas los fines de semana para dibujar juntos la ciudad). El proyecto nació para promover una antigua tradición artística y de recopilación documental: el cuaderno de viaje.

Se recupera así una manera de estar en el mundo basada en una contemplación activa y curiosa. Los cuadernos de viaje no son solo un espacio donde registrar lugares, personas o acontecimientos, son una forma de entender el viaje en sí mismo. El cuadernista se asoma y se enfrenta a la realidad que le rodea y a su propio imaginario interior con el fin de plasmar desde los detalles más relevantes del perfil de un edificio hasta el efímero gesto de un paseante.