La exposición, patrocinada por Petronor, comienza –dos años después de la fundación del grupo Gaur– en el año 1968, momento en el que una nueva generación de artistas nacidos en los años cuarenta va a incorporarse a la escena artística y a compartirla con los veteranos integrantes de los grupos de la Escuela Vasca, que tienen como referentes a Jorge Oteiza y Eduardo Chillida.

Como prólogo, la muestra reúne piezas extraordinarias de ambos artistas: Homenaje a Paul Klee (1955-1956)o Retrato del Espíritu Santo (1958-1959) de Oteiza, pertenecientes a colecciones particulares, y Abesti gogorra IV (1964) y Música callada (Musique tacite) I (1955) de Chillida, de la Fundación Juan March y el Kunstmuseum de Basilea, respectivamente.

En una década política y socialmente convulsa, el arte vasco conocerá el fin de los lenguajes procedentes del informalismo y de la abstracción constructiva, así como el nacimiento de las propuestas figurativas del arte pop o el cuestionamiento de la idea de objeto artístico que propondrán el minimalismo y el arte conceptual.

Jon Mikel Euba. Gora, 2002.

Jon Mikel Euba. Gora, 2002.

Justo a comienzos de ese periodo, el 28 de septiembre de 1970 se inaugura el edificio moderno del museo y comienza su actividad la Escuela Superior de Bellas Artes de Bilbao, que será la futura Facultad de Bellas Artes y tendrá una influencia determinante en la evolución del arte vasco.

El itinerario concluye cinco décadas después, en 2018, con la representación de las más recientes experiencias artísticas, un periodo en el que el arte hecho por mujeres va cobrando un protagonismo creciente.

Comisariada desde el Museo por Miriam Alzuri, Begoña González y Miguel Zugaza, la muestra tiene como punto de partida la propia colección del Museo de Bellas Artes de Bilbao a la que se suman préstamos relevantes de colecciones privadas y de otras instituciones públicas que han tenido en el arte vasco contemporáneo uno de sus principales puntos de interés.

Modernización

Una amplia selección de casi 150 obras –pintura, escultura, fotografía, videoarte y obra sobre papel– y cerca de 100 artistas de varias generaciones permiten conocer las formas de modernización del arte vividas en este particular escenario en el último cambio de siglo, y también valorar la trascendencia que las trayectorias individuales y colectivas aquí surgidas han tenido en el panorama español e internacional.

A través de un discurso cronológico en el que los artistas y sus obras conviven con material de archivo y documental ‒libros, folletos, tarjetones, revistas, carteles, escritos o material audiovisual–, Después del 68. Arte y prácticas artísticas en el País Vasco 1968-2018 ocupa todo el edificio moderno del Museo (sala BBK, y salas 32 y 33), un espacio que forma parte fundamental del relato institucional del arte vivido en ese periodo.