Cuando en 1832 Gaetano Donizetti (1797-1848) recibió el encargo de escribir una ópera en apenas 15 días para suplir un hueco en la programación del Teatro della Cannobiana de Milán tenía 34 años y 36 obras en su haber, incluyendo algunos grandes éxitos como Anna Bolena.

Su trágica y azarosa vida ya le había dado muchos golpes –como la muerte de su esposa y de sus tres hijos–, pero su ingente producción operística seguía creciendo a un ritmo abrumador que solo la locura provocada por la sífilis ralentizó, ya en el tramo final de su corta existencia.

Partiendo de la ópera Le Philtre de Auber, el libretista Felice Romani, con el que Donizetti ya había trabajado en varias obras, pergeñó velozmente un texto fluido y bien articulado, ideal para el ímpetu creativo del compositor.

Nacía así una verdadera obra maestra, de portentosa inspiración, entre la comedia y el drama, la simplicidad y la hondura, la ópera buffa y la romántica, la parodia y la melancolía… y a medio camino entre Rossini y Bellini.

Unos personajes arquetípicos inspirados en la commedia dell’arte que crecen con el aliento melódico y dramatúrgico de la música de Donizetti, de grandísima eficacia en el desarrollo de la acción.

Damiano Michieletto traslada la trama de la ópera de la campiña vasca a la animada costa mediterránea, donde el ambiente estival propicia la seducción y la fiesta. Ahí, la avispada Adina regenta un chiringuito donde merodea su torpe enamorado Nemorino. Dulcamara, ingenioso charlatán, trapichea con drogas y brebajes. Y en la entretenida vida playera no faltan los marineros en busca de diversión, capitaneados por Belcore, el típico “chulo de playa”.

En la interpretación de estos peculiares personajes se alternan en el Real Brenda Rae y Sabina Puértolas (Adina); Rame Lahaj y Juan Francisco Gatell (Nemorino); Alessandro Luongo y Borja Quiza (Belcore), Erwin Schrott y Adrian Sâmpetrean (Dulcamara). El 9 de noviembre, Javier Camarena interpretará el papel de Nemorino, antes de su actuación en la Gala del 13 de noviembre y del inicio de los ensayos de Il pirata de Vincenzo Bellini.

L’elisir d’amore ha sido una de las producciones preferidas del público del Real desde el siglo XIX. Subió a su escenario por primera vez en 1851, un año después de la inauguración del Teatro, y desde entonces se ha representado más de 80 veces, incluyendo esta coproducción con el Palau de les Arts de Valencia que se repone seis años después de su estreno en Madrid.

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