Comisariada por Carlos Gollonet y Carlos Martín, la muestra quiere acercar al público a un artista fundamental en la creación de la modernidad fotográfica y la profesionalización del medio en España. En un primer momento desde postulados próximos al neorrealismo y, más adelante, como pionero de la fotografía en color. En ambas vertientes, Pérez Siquier actuó desde una privilegiada posición periférica, y con una mirada singular, plenamente consciente de su autoría, a pesar de haber partido desde una concepción intuitiva de la fotografía, más parecida a la de un paseante que a la de un retratista.

Esta retrospectiva recorre sus series más señaladas, realizadas entre 1957 y 2018, con una importante aportación de imágenes inéditas y archivos documentales que enriquecen su discurso. El recorrido, compuesto por más de 170 fotografías, está organizado a través de seis series dispuestas cronológicamente. Se inicia con su primer trabajo, uno de los más conocidos, La Chanca y La Chanca en color (1957-1965), en la que el autor se adentra en el barrio almeriense para fotografiar a sus habitantes siguiendo los pasos de Juan Goytisolo en su novela del mismo nombre.

La muestra continúa con Informalismos (1965), epílogo de la serie anterior, en la que fotografía las paredes y los muros desconchados de las casas, devolviendo a la memoria algunas obras del expresionismo abstracto y el informalismo, y sigue con La Playa (1972-1980). Como fotógrafo contratado por el Ministerio de Información y Turismo emprende diversos viajes a través del litoral español para obtener imágenes destinadas a la promoción turística, unas imágenes que recogen, con ironía y humor, las contradicciones del país. Una mirada en ocasiones cáustica, que se aprecia también en Trampas para incautos (1980-2001), en la que parece recorrer un mundo crecientemente superficial, poblado de elementos cotidianos como escaparates, maniquíes, figuras de feria, parasoles ilustrados o enseñas publicitarias.

Encuentros (1991-2002) es el contrapunto al “ruido” de La Playa. Imágenes del espacio y el entorno cercanos al autor, con el paisaje almeriense como protagonista. Se trata quizá de una de sus series con mayores resonancias estéticas, en la que anticipa la calma que recorre la serie que cierra la exposición, La Briseña (2015-2017). Ya sólo el título, no menos que los encuadres, de la que fuera su residencia de verano, situada en la alpujarra almeriense, señalan un repliegue hacia el interior, hacia su vida privada, un contrapunto a parte de su obra precedente que el autor realizó con cerca de noventa años.

Las fotografías expuestas pertenecen a la Colección Fundación MAPFRE. Esta muestra forma parte de la sección oficial del Festival PHotoESPAÑA.

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Desde la periferia y en la vanguardia

Carlos Pérez Siquier en la presentación de Humanismo y subjetividad en la fotografía española de los años 50 y 60. El caso Afal. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Foto: Luis Martín.

Carlos Pérez Siquier en 2016 en la presentación de la exposición Humanismo y subjetividad en la fotografía española de los años 50 y 60. El caso Afal. Museo Reina Sofía. Foto: Luis Martín.

Una de las características más señaladas del trabajo de Pérez Siquier es la de haber mantenido, desde el comienzo de su trayectoria, su condición de artista periférico, pues vivió toda su vida en su Almería natal. Sin haberse trasladado nunca a los grandes centros de producción de nuestro país se convirtió en una figura fundamental en la fotografía española, en contacto continuo con otros autores del momento como Joan Colom, Xavier Miserachs o Ricard Terré.

Además se convirtió en el catalizador del colectivo fotográfico más influyente de su momento, el Grupo AFAL (1956 – 1963), que se reunió en torno a la revista homónima y no dudó en provocar con su obra intensas rupturas que iban a contracorriente de su tiempo.

Desde ese espacio limítrofe y lejano que entonces era Almería, el autor creó a lo largo de más de sesenta años un corpus que se adentra, de manera tangencial y al tiempo de modo profundo y mordaz en los debates de la época. Por sus series discurren la periferia social, las alteraciones visuales surgidas del desarrollismo franquista, el choque cultural producido por la llegada masiva del turismo y la penetración de una nueva cultura visual condensada tras el eslogan Spain is Different.

Si las primeras obras de Siquier ahondan, en su mayoría, en la crítica social de una España depauperada, poco a poco, el foco de atención de su trabajo se focaliza en esta nueva sociedad de consumo. Es en este momento cuando su obra conecta con las propuestas del arte pop más crítico, con el cine de autor de los años sesenta o con la literatura de su generación.