En todo ejercicio poético, las palabras son una presencia en la que coexisten pasado, presente y futuro. En la gramática plástica de este artista sucede algo similar. Desde la bella y austera precisión de lo primitivo a los algoritmos de la inteligencia artificial, García Bello configura un universo formal y material con carácter ritual donde las pieles, la madera, los tejidos o el hueso conectan con el relato de las antiguas expediciones marítimas y la anatomía de las esculturas enlaza con las geometrías de las embarcaciones o con los órganos imaginarios del propio Jasconio.

El relato ucrónico que vertebra esta exposición comienza en las costas de Portugal y concluye sobre los acantilados de las islas Sisargas, aglutinando entre sus líneas las tradiciones vernáculas irlandesas y gallegas. De este modo, García Bello consigue abarcar gran parte del arco atlántico y proporcionar, al margen de la condición literaria, un cúmulo de elementos materiales que son propios de esta geografía y de sus tradiciones pesqueras y balleneras.

Las esculturas de la serie Bellow, por ejemplo, utilizan antiguos métodos de fabricación de velas y atuendos marineros, como el teñido con corteza de roble y el encerado con espermaceti de cachalote. También hay rastros cetáceos en Currach, unas piezas que hacen referencia a las primitivas embarcaciones irlandesas, construidas con madera y cubiertas con pieles de animales. En su interior aparecen cordones de algodón como los utilizados para la manufactura tradicional de redes de pesca, también encascados con tintes vegetales para mejorar la conservación de sus fibras y facilitar su camuflaje cuando éstas se lanzan al mar.

Así como los títulos de algunas obras –y sus etimologías ocultas– inducen a imaginar los mitológicos órganos de Jasconio, las ferroacetatografías –unas falsas fotografías reveladas mediante una técnica propia del artista inspirada en el suminagashi japonés– nos invitan a descubrir la orografía de San Borondón: «Su piel es rugosa, como de una arcilla ocre, granítica y pedregrosa», describe el personaje João de Sousa en sus notas, dibujos y grabados, disponibles como apéndice en la exposición.

Realidad o ficción, el enigma de esta isla errante que se descubre o se sumerge a voluntad guarda una relación intrínseca con las prácticas cuasi-alquímicas que activa el artista gallego, utilizando ingredientes vernáculos ligados a la memoria de una cultura que produce su propia realidad en el terreno visible, pero también empleando otros gestos inmateriales en los límites de lo oculto.

Formas vernáculas

Christian García Bello se define así: «Artista y diseñador gallego. Pienso constantemente en formas vernáculas, en la poética de los materiales y en paisajes futuros razonables. Entre Barcelona y A Coruña. Siempre junto al mar».

Licenciado en Bellas Artes y Máster en Arte Contemporáneo por la Universidad de Vigo, el artista gallego ha realizado exposiciones individuales en centros de arte nacionales como el CGAC (Santiago de Compostela), en instituciones privadas como Appleton (Lisboa) o la Fundación DIDAC (Santiago) y en galerías como, entre otras, Formato Cómodo (Madrid) o Lehmann + Silva (Oporto).