La exposición, que hasta el 1 de julio puede visitarse en el Espacio 1 del edifico Sabatini, construye un archivo en el que se muestra la huella que esta pieza ha dejado tanto en los espectadores como en los bailarines que la han interpretado.

A través de tres espacios, la coreógrafa y bailarina, que ha desarrollado su carrera principalmente en el ámbito internacional, presenta su investigación sobre esta pieza de carácter antibelicista, creada en el periodo de entreguerras y estrenada en París durante el ascenso del nazismo. Jooss tomó como referencias para su creación las danzas macabras medievales y los textos políticos de Kurt Tucholsky y Carl von Ossietzky, quienes ya habían alertado de los peligros del nacionalsocialismo en Alemania y la amenaza que suponía para la democracia.

Pese al éxito internacional que tuvo La mesa verde tras su estreno, Jooss y su compañía, en la que se incluían judíos, tuvieron que exiliarse debido a las leyes antisemitas decretadas por los nazis. Desde entonces, la obra ha sido representada por numerosas compañías en todo el mundo.

Testimonios

De Soto indaga en la huella que permanece en los espectadores que han visto esta coreografía, así como en los bailarines que la han interpretado, creando un archivo testimonial de más de 67 horas de duración, en cuatro idiomas y con personas de seis países. Una investigación que inició hace más de una década, y que el visitante podrá conocer gracias a los espacios que conforman la exposición: una sala que despliega materiales recopilados y producidos por la artista durante la investigación, una pieza sonora inmersiva y un mediometraje, creaciones de nueva producción.

La performatividad de este archivo tuvo su primera presentación escénica en Une Introduction [Una introducción, 2010], donde se sucedían los cuerpos de las personas entrevistadas, los de los bailarines mostrados en las fotografías y el de la creadora como una cadena de presencias y ausencias. Entre líneas aparecían numerosas preguntas que son ahora reformuladas en Reconstrucción de una danza macabra: ¿dónde quedan los restos de lo escénico?, ¿el archivo de la danza está en los documentos, en los cuerpos?, ¿quién decide qué trasciende?, ¿qué eventos, performances y acciones deben perdurar y cuáles no?

El trabajo de investigación de Olga de Soto sobre el propio medio de la danza, su historia, recepción y transmisión, la convierten en una figura clave que reflexiona tanto sobre la disciplina como otras cuestiones: el archivo de lo coreográfico, la memoria oral y corporal o las posibilidades de traducción de lo escénico al espacio expositivo. La artista abandonó en 2000 la producción coreográfica tradicional para embarcarse en proyectos en los que la danza demuda la palabra. El cuerpo se vuelve sonido y el espacio físico se torna espacio mental. La voz como huella y el gesto como vehículo de la percepción son el corazón de Reconstrucción de una danza macabra.

Último Fisuras

Gracias al programa Fisuras, que finaliza este año tras más de una década como plataforma para ofrecer espacio del Museo Reina Sofía a artistas para que produzcan obra nueva, Olga de Soto presenta una nueva producción que pretende generar relaciones con la Colección a lo largo del tiempo y en diversos contextos.

De Soto es una coreógrafa, bailarina, investigadora en danza y docente afincada en Bruselas. Su trabajo tiene como ejes principales la historia de la danza y su percepción, y pertenece a una generación internacional de coreógrafos y bailarines que examinan de forma reflexiva las genealogías de esta disciplina, otorgándole un sentido discursivo y una mirada documental.

Entre sus coreografías, presentadas en una veintena de países, destacan anarborescencias (Théâtre de la Cité internationale, París, 1999), Éclats mats (Centre Pompidou, París, 2001), INCORPORER ce qui reste ici au dans mon coeur (Centro Pompidou, París, 2004-2009), histoire(s) (Kunstenfestivaldesarts, Bruselas, 2004), An Introduction (Tanz Im August, Berlín, 2010) o Débords (Festival d’Automne, París, 2012).

Ha colaborado con Michèle Anne De Mey, Pierre Droulers, Boris Charmatzm y Jérôme Bel, entre otros, y ha sido Premio Sociedad de Autores y Compositores Dramáticos – SACD (Bélgica, 2013) y nominada al Prix Maeterlinck de la Critique (Bélgica, 2019), entre otras distinciones.