La Tate Modern de Londres presenta una gran exposición retrospectiva, la primera en 20 años, dedicada a Roy Lichtenstein (1923-1997). La muestra, coorganizada por el Art Institute of Chicago, incluye 125 pinturas y esculturas y trasciende su iconografía y formatos inspirados en la sociedad de consumo para mostrar a un artista en constante exploración, admirador de los maestros del siglo XX, a los que recreó en obras casi desconocidas por el gran público.

En resumen, la exposición analiza la transición de Lichtenstein desde la pincelada espontánea de su juventud hasta la simulación de los mecanismos industriales que producirían un estilo de arte muy diferente y que le convertirían en una de las figuras centrales del pop art. Pero hubo un Lichtenstein antes y después de los 6-7 años que dedicó a sus obras más conocidas. Y en esas décadas anteriores y posteriores al momento fundacional de su carrera –la exposición en la galería de Leo Casteli en 1962– está una de las claves de esta exposición, que llega a Londres tras su paso por Chicago y Washington y antes de viajar al Centro Pompidou en verano.

Pese a todo…

Pese a todo, la muestra incluye todas las grandes obras del puntillismo gráfico por el que se conoce a Lichtenstein. El inicio estaría en Look Mickey (1961), con el Pato Donald y Mickey Mouse pescando en una escena que el artista cogió de un libro ilustrado que leía a sus hijos. En 1962 produjo Masterpiece, copia de copia de cómics de la época que se convertiría en reflejo de su propia carrera en el año en que la exposición con Leo Casteli le haría famoso. Aquella muestra incluyó también otro blockbuster, la obra Whaam (1963), en la que parodia el estereotipo de las historias de cómic de la Segunda Guerra Mundial.

La exposición va mostrando, sin embargo, detalles menos conocidos, como las esculturas de inspiración art déco que realizó en la segunda mitad de los 60. Además, conecta a Lichtenstein con la historia del arte en sus obras sobre artistas y aquellas en las que despliega un personal universo de referencias, con alusiones al mito del Laoconte, a Mondrian, a Braque, a la catedral de Rouen de Monet y, especialmente, a Picasso, con la ‘reelaboración’ de la Mujer de Argel.

 

Londres. Lichtenstein, una retrospectiva.