La muestra acoge una selección de seis obras pictóricas de Massieu y otras seis de Mainou pertenecientes todas a la Colección del CAAM, además de la proyección de una entrevista realizada a Lola Massieu cortesía del Centro Audiovisual del Cabildo de Gran Canaria.

Lola Massieu (Las Palmas de Gran Canaria, 1921 – 2007). Pionera, vital y comprometida es un referente en la historia de la plástica canaria y una de las artistas que más contribuyó al avance del lenguaje abstracto en las islas. Nació en el seno de una familia con gran interés y presencia en la cultura e inició su formación con su tío, el pintor Nicolás (Colacho) Massieu y Matos, quien la instruyó en su taller en las técnicas del dibujo y en los principios básicos de la pintura. Tanto su tío como su tío abuelo, Nicolás Massieu y Falcón, también artista, influyeron notablemente en el entorno cultural y académico de la época y en la propia artista.

La pintora emprendió un recorrido creativo desde el formalismo hasta la abstracción, relacionándose con figuras destacadas como Pino Ojeda, Abraham Cárdenes, Felo Monzón o Eduardo Westerdahl, gran defensor de su obra. En 1990 recibió el Premio Canarias de Bellas Artes e Interpretación, convirtiéndose en la primera mujer en recibir este reconocimiento.

Baudilio Miró Mainou (Sabadell, 1921 – Gran Canaria, 2000) es una de las figuras más reconocidas de la abstracción paisajística en Gran Canaria. Aunque se formó como pintor en su ciudad natal, en 1949 llegó a la isla junto a su esposa Carmina, que había vivido su juventud en el archipiélago. El matrimonio se asentó en Moya, donde el artista tuvo su primer contacto con la naturaleza isleña, iniciando así un vínculo que perduraría el resto de su vida. Apareció en la escena cultural de la capital insular y fue aceptado por la crítica y artistas coetáneos como Juan Ismael, Manolo Millares y Felo Monzón. En las décadas posteriores desarrolló una etapa como interiorista y diseñador de muebles.

En sus cuadros plasma las sensaciones que le transmite el paisaje, que va tornándose cada vez menos figurativo mientras toman protagonismo la luz y el color. A partir de los años sesenta y setenta, el impacto del turismo en Canarias supone grandes cambios en el paisaje, Miró Mainou manifestó su compromiso con la protección de las islas, reclamando estos espacios como parte de la memoria colectiva. En 1992 recibió el Premio Canarias de Bellas Artes.