Este proyecto de ampliación permitirá disponer de un taller de restauración, una sala más amplia de exposiciones temporales, un espacio de recepción de visitantes y grupos, así como un salón de actos. Al mismo tiempo permitirá abordar una solución a la accesibilidad de personas con movilidad reducida, que actualmente la estructura de la casa histórica que ocupa el museo no permite afrontar.

El estudio Nieto Sobejano Arquitectos ha sido el adjudicatario del concurso para la redacción del proyecto de ampliación, por un importe de 211.000 euros.

Este estudio fue fundado en 1985 y tiene oficinas en Madrid y en Berlín; su obra ha sido publicada en numerosas revistas y libros españoles e internacionales y ha sido expuesta, entre otros lugares, en la Bienal de Venecia (2000, 2002, 2006 y 2012), o el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York (2006).

Han recibido, entre otros, el Premio Nacional de Conservación y Restauración de Bienes Culturales del Ministerio de Cultura en 2007, el Premio AGA KHAN de Arquitectura en 2010 y el Premio Museo Europeo del Año en 2012. Sus principales obras en España incluyen, entre otros, el Museo Madinat al Zahra, el Museo Nacional de Escultura, el Museo de San Telmo o el Castillo de La Luz de Las Palmas de Gran Canaria.

El Boletín Oficial del Estado (BOE) del pasado 18 de abril convocó la «licitación para la adjudicación del servicio para la redacción de los proyectos: básico, de ejecución y de actividad, dirección facultativa completa y coordinación de seguridad y salud en fase de ejecución de las obras de ampliación y rehabilitación del Museo Sorolla en Madrid». Su plazo de entrega se estableció en 29 meses.
Este es un paso más en un proyecto que el Ministerio ya planteó en los años 70 y que también se preveía en el último Plan Director del Museo Sorolla (2012-2015), que tildaba la mejora de fundamental y largamente ambicionada, pues señalaba las limitaciones en su actividad por la falta de espacio e instalaciones insuficientes y obsoletas.

Museo singular

El Museo Sorolla ocupa el edificio que fue la casa del artista, que él mismo diseñó a su medida e hizo
construir en los años 1909-1910, y que habitó hasta su muerte en 1923. Sorolla dispuso espacios amplios y luminosos, cómodos para el ejercicio de la profesión, confortables para la vida cotidiana. Es una casa vivida, y a pesar de que su condición de museo obligue a un orden más estricto que el que se ve en las antiguas fotos familiares de sus dueños, mantiene la frescura de un gusto personal, la naturalidad de un mobiliario irregular, una decoración acumulada con los años y los viajes, una mezcla espontánea, donde lo urbano y lo burgués conviven informalmente y sin problemas con lo rústico y lo popular.

Su jardín es un homenaje al jardín mediterráneo donde se mezcla lo italiano y lo andaluz, y a pesar de su pequeño tamaño logra crear un ambiente sosegado, un espacio donde el visitante puede prepara su ánimo aislándose de la la ciudad que, al otro lado de la tapia, parece muy remota.

En el ambiente de la propia casa, el museo conserva la colección más completa de las obras del pintor. La pintura de Sorolla es cada vez más apreciada entre los expertos, mientras que el visitante común se siente enseguida conquistado por su luminosidad y el optimismo que irradian sus cuadros.

La realidad que representan es una sencilla, próxima, y casi siempre grata de contemplar: ese talante positivo del pintor, esa alegría y ese optimismo radical son excepcionales en la pintura española, donde la gravedad ha sido ley, y son un ingrediente fundamental de su atractivo. Esa combinación de contenido y continente, de excelente pintura y ambiente grato y acogedor hace de este museo un museo singular.

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