Aldecoa ya había publicado su tesis («El arte del niño») sobre la relación entre la infancia y el mundo artístico, pero fue en 1959 cuando alcanzó la plenitud en su vocación docente. En 1959 fundó en el barrio madrileño de El Viso el Colegio Estilo, una escuela pionera, que dirigiría durante más de cuarenta años, y que se inspiraba en los principios de la Institución Libre de Enseñanza, que Aldecoa había ya reflejado en su tesis y que se basaba en los modelos pedagógicos que había estudiado en sus viajes de estudios a Inglaterra y Estados Unidos.

La pedagoga entró en contacto durante sus estudios universitarios con parte de un grupo de escritores que luego integrarían, junto con otros, la Generación de los 50, como Rafael Sánchez Ferlosio, Carmen Martín Gaite e Ignacio Aldecoa, quien fue su marido y de quien tomaría su apellido. Tras su muerte en 1969 («la gran tragedia de mi vida» –contaba–), abandonaría la escritura durante 10 largos años, en la que se había adentrado a principios de los 60 con la publicación de A ninguna parte, para dedicarse en exclusiva a la enseñanza, hasta que en 1981 publicó una edición crítica de una selección de cuentos de su esposo.

Regreso a la literatura

En 1983 regresó a la literatura con Los niños de la guerra y un año más tarde publicó la novela La enredadera, a la que siguieron Porque éramos jóvenes (1986) y El vergel (1988). Historia de una maestra –basada en parte en la vida de su madre y en la obra que realizaron los maestros en los años de la República– es una de sus obras más elogiadas. Con ella inició en 1990 una trilogía de carácter autobiográfico que continuó con Mujeres de negro (1994) y La fuerza del destino (1997).

El ensayo Confesiones de una abuela (1998), basado en la relación con su nieto; Fiebre, una antología de catorce cuentos escrita en los años cincuenta y sesenta, y novelas como El enigma, La casa gris o Hermanas y su libro de memorias En la distancia también forman parte de su obra.

El pasado 8 de marzo recibió una de las medallas a la promoción de los valores de la igualdad entre sexos entregadas por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien ha transmitido hoy sus condolencias a la familia de la escritora, de quien ha destacado su «exquisita obra literaria» y su defensa de la educación «como un instrumento esencial para la justicia y la igualdad». «Josefina Aldecoa, que reivindicó con orgullo su labor de ‘maestra’ y que fue maestra en tantas cosas, nos deja su ejemplo y su obra, así como el valor cívico de su legado», ha asegurado el presidente.