Dos niños contemplan un cuadro de Rembrandt.
Ella no tendrá más de seis años. Él, dos más que ella.
Contemplan cada trazo, inmóviles, mientras un desconocido les observa.
“Pues a mí me gusta más Botero”, dice ella.
El desconocido sonríe atónito.
Dos niños contemplan un cuadro de Rembrandt.
Ella no tendrá más de seis años. Él, dos más que ella.
Contemplan cada trazo, inmóviles, mientras un desconocido les observa.
“Pues a mí me gusta más Botero”, dice ella.
El desconocido sonríe atónito.
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