Con su pala de plástico azul cava un pequeño hoyo que pronto se desmenuza y se expande lateralmente. Su padre lo observa sentado en una piedra. Fuma un cigarrillo hasta quemarse las uñas. Allí mismo, dicen, fusilaron a su abuelo, el padre de su padre, y a uno de sus hermanos. A ellos y a quince más. Su hijo no sabe por qué se detienen allí cada vez que regresan del colegio, pero le gusta esa rutina, el olor de la tierra, el silencio roto por los coches que toman el desvío hacia la carretera nacional. Tampoco lo sabe su mujer. Con ella no habla de esas cosas. Bueno, de esas cosas no habla con nadie porque prefiere no agitar la memoria y complicarse la vida. Es un pueblo pequeño y se conoce todo el mundo. El hijo de tal, el sobrino de cual. A ellos los conocen como los Chinatos por la familia de su madre, porque abrieron la cantera vieja, y de piedra pasaron a china y así.

La familia de su padre no tiene mote, o si lo tuvo quedó enterrado junto a su cuerpo, allí mismo, bajo la tierra que su hijo remueve con su pala buscando lombrices. Cuando se aburre tapa el agujero y comienza otro. Su padre sonríe. Es su primer hijo y está contento porque les ha salido sano. Su hermana ha sufrido dos abortos ya. La doctora dice que es mala suerte, pero a él le daba miedo que fuera cosa de familia. Su madre también sufrió un aborto antes de que él naciera. Siempre se lo recordaba cada vez que se portaba mal, pero a él no le importó hasta que se hizo mayor y se casó. Las cosas hubieran sido muy diferentes si ese hijo hubiera nacido. A lo mejor él mismo no estaría allí. Ni su propio hijo. Pero eso no se puede saber. Como no se puede saber qué hubiera pasado si su abuelo hubiera sobrevivido a la guerra. Sólo lo conoce por una foto en blanco y negro, posando con seriedad, un poco asustado. En esa época, detener el tiempo era aún cosa maravillosa y mágica.

Lanza el cigarro al suelo y lo apaga con su zapato. No quiere pensar más en el abuelo. Todas esas ideas son una pérdida de tiempo. Tan solo le ponen triste a uno. Sin embargo, le gustaría agacharse con su hijo y cavar más profundo, encontrar los huesos y darles sepultura junto a la abuela. Es un deseo extraño, que le molesta tener porque le entristece y le agota. Pero también lo necesita, ir allí y pensar en ello, como si fuera a la iglesia a rezar un poco, aunque él no crea en Dios ni en la iglesia, pero le sirve igual que a las beatas. Su abuela iba todos los días a rezar el rosario, muy temprano, antes que el gallo. Luego se encerraba en la cocina y no salía hasta la noche, como si no le interesara el resto del mundo. Ella fue la primera que le habló de su abuelo, la que le enseñó la fotografía en blanco y negro. Su abuelo trabajaba en el corcho, y bajaba al llano cuando la vendimia. Eso es todo lo que sabe de él, y que se parecen mucho, dicen, también en el carácter.

Se incorpora y se acerca al niño. El niño agarra la tierra con su mano y se la muestra invitándole a cavar con él. El padre duda un instante, pero inmediatamente rectifica y continúa caminando.

—Venga, Fran. Vamos a casa que se hace tarde.

El niño lo ignora y regresa a su excavación, pero al sentir que su padre se aleja, entonces se levanta y corre detrás de él con las uñas y las rodillas negras.

Sobre el Premio de Cuentos Breves Maestro Francisco González Ruiz

hoyesarte.com, primer diario de arte y cultura en español, con la colaboración de Arráez Editores y de la marca de comunicación Alabra, convoca la cuarta edición del Premio Internacional de Cuentos Breves Maestro Francisco González Ruiz, dotado con 3.000 euros y dos accésits honoríficos.

Los trabajos, de tema libre, deben estar escritos en lengua española, ser originales e inéditos, y tener una extensión mínima de 250 palabras y máxima de 1.500 palabras. Podrán concurrir todos los autores, profesionales o aficionados a la escritura que lo deseen, cualquiera que sea su nacionalidad y lugar de residencia. Cada concursante podrá presentar al certamen una única obra.

El premio constará de una fase previa y una final. Durante la previa, el Comité de Lectura seleccionará uno o más relatos que, a juicio de sus miembros, merezca pasar a la fase final entre todos los enviados hasta esa fecha. Los relatos seleccionados se irán publicando periódicamente en hoyesarte.com. Durante la fase final, el jurado elegirá de entre las obras seleccionadas y publicadas en la fase previa cuáles son las merecedoras del premio y de los dos accésits.

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Fechas clave

Apertura de admisión de originales: 30 de octubre de 2023

Cierre: 15 de mayo de 2024

Fallo: 22 de agosto de 2024

Ceremonia de entrega: Último trimestre de 2024

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