El motivo de mi carta es responder a la suya de comienzos de abril. Le diré que, cuando la leí, quedé desconcertada. Incluso ahora, que redacto una contestación, desconozco si respondo a una oferta de trabajo, o a una carta de amor. En el comienzo de la lectura, el hecho de que se dirigiera a mí como señorita Shippen (en lugar de Elisabeth) me hizo considerar la primera opción. Argumentaba que, dada mi capacidad organizativa y mi buen gusto para las artes, yo sería la persona apropiada para dirigir el museo del que los Wilson son sus principales benefactores.

Añadía luego que si nos desposáramos (he tenido que releerlo para asegurarme de que lo había entendido bien) se liberaría de sus obligaciones en el patronazgo de la Fundación y tendría la oportunidad de dedicarse en cuerpo y alma a los asuntos de su familia. ¿Qué persona habla de la conveniencia de los asuntos de “su familia” de sangre cuando está sugiriendo a una mujer formar una nueva con ella? Sin ánimo de ser descortés, diría que mezclar indebidamente palabras que conciernen a un negocio con una proposición amorosa significa que confunde los sentimientos con las transacciones comerciales.

Creo que carece de un proyecto claro, señor Wilson. Si se trataba de trabajo le faltaba detallar condiciones tales como mis emolumentos; y si era una carta de amor, adolecía de pasión. En todo caso, no quisiera causarle incomodo porque hay mucho de obsequio hacia mi persona en la carta que me remitió. Es difícil no agradecer su tono laudatorio en referencia a mis estudios universitarios y publicaciones en el Saturday, amén de la admiración y el respeto de sus palabras. A pesar de que acabamos de estrenar el siglo XX, no siempre ocurre de ese modo con nosotras, las mujeres.

Imagino que en lo que he escrito hasta ahora está implícito el contenido de mi respuesta; de todos modos, me gustaría hacerla expresa. Responderé a James diciéndole que si su oferta hubiera llegado hace tan solo un año hubiera colmado de brillo mis ojos. No porque me sintiera enamorada, sino porque para cualquier jovencita su propuesta hubiera sido el mayor de los cumplidos. Es usted un hombre bien parecido y, en lo que le he tratado, se me hace que, además, dotado de ingenio y de una bondad natural que no resulta común entre las personas de clase adinerada. A ninguna mujer le resultaría difícil sentirse seducida por sus encantos.

Sin embargo, ahora es otro el momento que vivo. No sé si conocerá que, junto a dos amigas también artistas (Violet Oakley y Jessie Wilcox), me he mudado a una casa en la antigua ubicación de la Posada de la Rosa Roja. Entre las tres (aunque debiera decir cuatro, porque nos acompaña Henrietta, que nos provee de cuanto necesitamos para el trabajo), entre las tres, digo, pretendemos abrirnos camino por nuestros medios en el mundo de la pintura y la ilustración. Si no ha oído hablar de nosotras hasta ahora (las tres rosas rojas nos llaman), tal vez lo haga en el futuro. Como artistas, espero. Y no como objeto de habladurías y murmuraciones. Hay quien asegura que en esta casa disfrazamos de amistad lo que no es sino una relación carnal. No se deje llevar por la mezquindad de quien eso diga, y que no demuestra otra cosa salvo que no está preparado para los tiempos que se avecinan. Está alumbrando el ideal de una nueva mujer, y formar parte de él es el espíritu que me anima y al que quiero entregarme en este momento.

En lo que se refiere a la oferta del señor Wilson le diré que mi vocación no es la de realizar un trabajo administrativo, sino la de simple ilustradora. Aspiro a llegar al lugar al que esa voluntad me lleve: hacer que mis dibujos sean la portada de los libros que me hubiera gustado escribir; esperar que mis diseños sirvan de apoyo a afiches publicitarios, y cumplir cabalmente con el contrato que acabo de firmar con Harper’s Magazine. Que mis ilustraciones puedan ser identificadas por cualquier americano culto es mi máximo empeño. En fin, que, deseando ocupar mis esfuerzos y mi tiempo en lo que acabo de exponer, estoy segura de que no sería capaz de desempeñar con solvencia un trabajo de tanta enjundia como el de directora del Museo de Bellas Artes de Filadelfia.

Así que, sintiéndolo mucho, tengo que decir que no a la pretensión de James y a la propuesta del señor Wilson. Espero que entienda que tengo que ser leal a la Elisabeth que soy ahora mismo y no ser esclava ni de las ensoñaciones de la muchacha que fui, ni del interés de la mujer que usted me sugiere que sea.

Quisiera terminar con unas palabras que con frecuencia nos repite Henrietta para justificar su presencia con nosotras: «El principal obstáculo para el éxito de una mujer es que nunca podrá tener esposa. Es difícil triunfar sin esa ayuda que ahorra tiempo». Me gustaría que llegara el momento en que eso que Henrietta dice no fuera cierto. Esa y no otra es mi porfía.

Sin más, esperando que mi respuesta en modo alguno le resulte inconveniente, me despido de usted:

Elisabeth Shippen Green

Más sobre el III Premio de Cuentos Breves Maestro Francisco González Ruiz

El acto de entrega del II Premio Internacional de Cuentos Breves Maestro Francisco González Ruiz congregó a alrededor de 250 personas. Foto: Rodrigo Valero.
Acto de entrega del II Premio Internacional de Cuentos Breves ‘Maestro Francisco González Ruiz’. Foto: Rodrigo Valero.

hoyesarte.com, primer diario de arte y cultura en español, convoca la tercera edición del Premio Internacional de Cuentos Breves Maestro Francisco González Ruiz, que incluye un primer galardón dotado con 3.000 euros y un segundo reconocimiento dotado con 1.000 euros. Además se establecen dos accésits honoríficos.

Los trabajos, de tema libre, deben estar escritos en lengua española, ser originales e inéditos, y tener una extensión mínima de 250 palabras y máxima de 1.500 palabras. Podrán concurrir todos los autores, profesionales o aficionados a la escritura que lo deseen, cualquiera que sea su nacionalidad y lugar de residencia. Cada concursante podrá presentar al certamen un máximo de dos obras.

El premio constará de una fase previa y una final. Durante la previa, cada semana el Comité de Lectura seleccionará uno o más relatos que, a juicio de sus miembros, merezca pasar a la fase final entre todos los enviados hasta esa fecha. Los relatos seleccionados se irán publicando periódicamente en hoyesarte.com. Durante la fase final, el jurado elegirá de entre las obras seleccionadas y publicadas en la fase previa cuáles son las merecedoras del primer y segundo premio y de los dos accésits.

¿Quiere saber más sobre el Premio?

¿Quiere conocer las bases del Premio?

Fechas clave

Apertura de admisión de originales: 10 de enero de 2022

Cierre: 24 de junio de 2022

Fallo: 10 de octubre de 2022

Acto de entrega: Último trimestre de 2022