La pintura podrá verse a partir de mañana en la Sala de los Dibujos (planta baja) del Teatro-Museo Dalí de Figueres, en un montaje realizado expresamente para mostrar esta importante obra surrealista.

Elementos enigmáticos en un paisaje fue realizado por Dalí en 1934, año en el que el autor estaba plenamente integrado en el seno del grupo surrealista y participaba de las numerosas actividades en las que sus miembros estaban inmersos. Esta implicación, sin embargo, no estuvo exenta de controversia. A principios de ese año, el grupo, con André Breton al frente, realiza un intento sin éxito de expulsión del pintor. También es el año en que Dalí, de la mano del galerista Julien Levy, realiza su primera exposición individual en Estados Unidos, concretamente en Nueva York. 

Vermeer como protagonista

Los “elementos enigmáticos” que aparecen en esta obra se hallan bajo un cielo de especial e intensa luminosidad. La figura principal es la del pintor Vermeer de Delft, que aparece en la parte central de la obra. Vermeer es uno de los pintores de referencia de Dalí. Ya de niño queda fascinado por una reproducción de La encajera de Vermeer, colgada en el despacho de su padre.

Esta no es la única obra en la que el pintor holandés es protagonista. En el mismo año encontramos El espectro de Vermeer de Delft utilizable como mesa; Masquerader, intoxicated by the limpid atmosphere [El que participa en un baile de máscaras, intoxicado por una atmósfera límpida], Espectro de Vermeer de Delft; El espectro de Vermeer de Delft; Espectro de la silla de Vermeer o Espectro de Vermeer de Delft.

En las dos primeras, el pintor aparece de espaldas al espectador como una figura oscura, de rodillas, cuyo brazo se sostiene por una muleta. En ambos casos la figura posee una pierna exageradamente alargada que conforma una mesa. En la primera, El espectro de Vermeer de Delft utilizable como mesa, sobre la mesa encontramos una botella y una pequeña copa. En la segunda, Espectro de Vermeer, la mesa-pierna no sostiene nada. En las otras dos obras, Vermeer se convierte en espectro. La figura que le representa recuerda la de El espectro del sex-appeal: son figuras sustentadas por muletas, casi antropomórficas, aunque con los miembros amputados, son un conjunto de carne y huesos que recuerdan vagamente una forma humana. En cambio, en la pintura recién adquirida, Vermeer está representado ante el caballete, de forma activa, pintando.

Elementos recurrentes

El paisaje que tiene en frente, como nos indica el título, presenta “elementos enigmáticos”. Así, en la parte inferior derecha de la obra vemos a Dalí niño, vestido de marinero, que sostiene un aro y un hueso y, a su lado, sentada de espaldas, encontramos la figura de una nodriza realizado una tarea no concreta. Ambos elementos son muy recurrentes en el Dalí surrealista y, especialmente, el de este momento.

Elementos enigmáticos en un paisaje fue una obra poco expuesta en su momento de ejecución. De los años 30 sólo se conocen dos muestras en las que aparece: en 1934, Dalí la presenta al Premio Carnegie de Pittsburg y recibe una mención especial de honor. Más tarde, en 1939, forma parte de la exposición Contemporary Art of 79 Countries, organizada por The International Business Machines Coorporation Collection, su propietaria.

Interés sostenido en el tiempo

El interés de Dalí por Vermeer es recurrente en el tiempo. Hacia 1936, pinta Aparición de la ciudad de Delft, obra en que nos muestra, en el fondo, una vista de la ciudad natal de Vermeer. Más adelante, en 1955, el pintor pide permiso al Museo del Louvre para hacer una copia de La encajera, permiso que se le concede. El resultado de esta experiencia, de la que se conserva material documental, es una copia de la obra de Vermeer y su versión daliniana en la que La encajera explota en múltiples cuernos de rinoceronte.

En Elementos enigmáticos en un paisaje encontramos también los cipreses, la arquitectura y otra iconografía característica de este período, si bien llama especialmente la atención la figura envuelta, que únicamente encontramos en Patio oeste de la Isla de los muertos (obsesión reconstructiva a partir de Böcklin) también de 1934. La torre, torre de los enigmas, es un elemento de interés para Dalí, desde la época del Molí de la Torre hasta sus últimos días en Figueres. El entorno y las nubes de Elementos enigmáticos en un paisaje son constantes en la obra de Dalí de ese mismo año, así como los cipreses y las ruinas que evocan significados variados y abiertos.