No renuncian a la pieza radiable: saben levantar, si la ocasión lo merece, el pie del acelerador y no carecen de aliento melódico. De hecho, hay momentos en que recuerdan a The Strokes. Y aunque el desmadre divertido sea su estado de ánimo natural, no berrean banalidades y aquí no se trata de dar botes sin ton ni son. En sus historias hablan de machismo, de éxito, de la pérdida o de la xenofobia.

Hace un par de años lanzaron su primer disco de título inequívoco, Brutalism. El segundo –Joy as an act of resistance– llegó el verano pasado con impagable portada, grandes canciones y vocación de sacudir un poco la adormecida escena rockera. Todo el cd merece la pena pero resulta especialmente adictiva Danny Nedelko contra las actitudes racistas: “El miedo lleva al pánico, el pánico al dolor, el dolor a la ira, la ira al al odio” cantan en un estribillo para enmarcar.

Por cierto, en julio visitarán Bilbao.