El fiscal general de Manhattan ha resumido la forma de operar de Salander: "¿Por qué vender una cosa una vez si la puedes vender tres?", dijo Robert Morgenthau al hacer pública la detención del galerista. Algunas de sus víctimas son personalidades como el tenista John McEnroe, al que Salander le vendió una participación del 50% en dos cuadros de Arshile Gorky por dos millones de dólares. Pero no sólo a él, vendió también el 50% de esa misma obra a otros dos inversores.
26 víctimas
Los investigadores de la fiscalía han detectado hasta el momento alrededor de 26 víctimas. Además de McEnroe y el Bank of America (que le concedió un crédito avalado por una obra que no era suya), Salander también timó a una empresa dedicada a las inversiones en arte, Reinaissance Art Investor, que le confió más de 42 millones de dólares. Y a la familia del pintor estadounidense, Stuart Davis, cuyo hijo ha perdido más de seis millones de dólares en la firma de Salander, y Hester Diamond, viuda del comerciante de arte neoyorquino Harold Diamond, quien también perdió 6 millones de dólares.
Salander contaba con una reputación de 40 años en el mercado del coleccionismo de arte. Establecido con una tienda en el barrio neoyorquino del Greenwich Village en 1969, el galerista fue ganándose el prestigio hasta que en 2005, su comercio, Salander-O’Reilly Galleries, ocupaba unas amplias dependencias en la calle 71 Este, en pleno Upper East Side, una de las zonas más adineradas de Manhattan. El alquiler: dos millones de dólares (1.500.000 euros) al año. Salander convirtió su nombre en sinónimo de arte bueno y variado. Su catálogo abarcaba desde la pintura del Renacimiento y John Constable hasta artistas contemporáneos como el desaparecido Robert de Niro padre, Stuart Davis, Ralston Crawford y Elie Nadelman.



Hasta el jueves pasado, Lawrence Salander era un famoso galerista neoyorquino, con un establecimiento -Salander & O´Reilly- en el exclusivo Upper East Side neoyorquino, y marchante de arte. Desde entonces se le conoce como el "Madoff del arte". Ese día fue detenido y acusado por más de cien delitos de estafa, fraude y falsificación, entre otros. Según el comunicado del fiscal encargado del caso, el fraude asciende a 88 millones de dólares pero podría llegar hasta 100 millones. Si fuera declarado culpable podría ser condenado hasta a 25 años de cárcel.










