Hubo que esperar al siglo XIX para que de la mano de los arquitectos goticistas, Eugene Violete Le Duc y John Ruskin, surgiera la moderna teoría de la restauración y la formulación del concepto documento de la misma, es decir su ética y deontología. Desde ese momento, teóricos como Camilo Boito, Gustavo Giovannoni y, sobre todo, Cesare Brandi pusieron las bases de lo que hoy es la moderna teoría de la conservación y restauración de obras de arte.

Estos dos términos, muy hermanados, tienen claras diferencias: las intervenciones de conservación son operaciones cuya finalidad es prolongar y mantener el mayor tiempo posible los materiales. Las intervenciones de restauración son operaciones cuya finalidad es restituir y restablecer materiales perdidos.

Siempre con un matizado respeto a su creador y a los valores humanos, históricos y culturales que toda obra de arte implica, la restauración y conservación son conceptos supeditados a las finalidades físicas y estéticas de las piezas tratadas, al mantenimiento y cuidado de las transformaciones experimentadas por la materia en su proceso temporal de vida, en suma, al cuidado de los signos del tiempo de las obras de arte. 

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